¡¡TORERO!!
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El drama humano del diestro Uceda Leal
En la tarde del sábado, apenas 24 horas antes de torear en la plaza de Las Ventas, el diestro José Ignacio Uceda Leal volvió a toparse con una tragedia personal. Después de intentar sin éxito ponerse en contacto con su padre, Pedro Uceda, durante toda la mañana, al llegar al domicilio familiar se encontraba su cuerpo sin vida.
Eran poco más de las cinco de la tarde, hora taurina donde las haya, y que quedará marcada para siempre en la vida del torero madrileño como una desgracia más que sumar a la dolorosa pérdida de su hermano en 1999, de su picador José Muñoz ese mismo año en Vic Fezensac (Francia), o de su madre en 2002, ambas poco antes de tener que torear en Fitero (Navarra) y en Madrid respectivamente.
“Son momentos duros. Todos tenemos pérdidas en la vida. Yo soy torero y sé que a mi padre le hubiera gustado que hoy [por ayer] estuviera aquí”, aseguró Uceda Leal a los micrófonos de Digital + antes de hacer el paseíllo.
La vida le ha dado duros golpes al diestro madrileño (se separó el pasado año) que, sin embargo, ayer cargó la suerte de la verdad y de la vergüenza torera al decidir hacer el paseíllo como homenaje a la persona que más le ha apoyado durante toda su carrera.
Brindis al cielo
La ocasión merecía la pena y, en memoria de su padre, Leal brindó al cielo la muerte de su primer toro de Puerto de San Lorenzo y se jugó la vida sin cuento cuajando soberbios muletazos en redondo en los primeros compases de su faena.
Cuando se echó la muleta a la mano izquierda, llegó la cogida. El toro de encaste Atanasio le tiró un derrote seco, certero, al muslo izquierdo, que lo hirió de gravedad con una herida de 20 centímetros que, según el parte médico le causó destrozos en músculos abductores y llegó a contornear el fémur.
Uceda aguantó en el ruedo, sangrando, con un torniquete en la pierna izquierda, hasta acabar con la vida del astado y, nada más llegar a la enfermería, con una oreja en el esportón, su principal preocupación era el poder asistir hoy al entierro de su padre, según el cirujano de la plaza, Máximo García Padrós. «Lo primero que nos ha preguntado es si mañana [por hoy] podía ir al entierro de su padre. Le hemos dicho que debemos esperar a ver cómo evoluciona. No debería ser posible, pero con los toreros nunca se sabe. Parece mentira que haya podido matar al toro», afirmó.
La corrida estuvo marcada por el grave percance en el primer toro, tras el cual se quedó en un mano a mano entre Juan Bautista y Luis Bolívar. El francés saludó una fuerte ovación tras pasaportar al segundo de la tarde y fue silenciado tanto en su segundo como en el que tuvo que estoquear por el herido Uceda Leal. Por su parte, el colombiano Luis Bolívar lo intentó sin éxito frente a un lote deslucido en su primera tarde de las cuatro en las que está anunciado en Madrid.
Eran poco más de las cinco de la tarde, hora taurina donde las haya, y que quedará marcada para siempre en la vida del torero madrileño como una desgracia más que sumar a la dolorosa pérdida de su hermano en 1999, de su picador José Muñoz ese mismo año en Vic Fezensac (Francia), o de su madre en 2002, ambas poco antes de tener que torear en Fitero (Navarra) y en Madrid respectivamente.
“Son momentos duros. Todos tenemos pérdidas en la vida. Yo soy torero y sé que a mi padre le hubiera gustado que hoy [por ayer] estuviera aquí”, aseguró Uceda Leal a los micrófonos de Digital + antes de hacer el paseíllo.
La vida le ha dado duros golpes al diestro madrileño (se separó el pasado año) que, sin embargo, ayer cargó la suerte de la verdad y de la vergüenza torera al decidir hacer el paseíllo como homenaje a la persona que más le ha apoyado durante toda su carrera.
Brindis al cielo
La ocasión merecía la pena y, en memoria de su padre, Leal brindó al cielo la muerte de su primer toro de Puerto de San Lorenzo y se jugó la vida sin cuento cuajando soberbios muletazos en redondo en los primeros compases de su faena.
Cuando se echó la muleta a la mano izquierda, llegó la cogida. El toro de encaste Atanasio le tiró un derrote seco, certero, al muslo izquierdo, que lo hirió de gravedad con una herida de 20 centímetros que, según el parte médico le causó destrozos en músculos abductores y llegó a contornear el fémur.
Uceda aguantó en el ruedo, sangrando, con un torniquete en la pierna izquierda, hasta acabar con la vida del astado y, nada más llegar a la enfermería, con una oreja en el esportón, su principal preocupación era el poder asistir hoy al entierro de su padre, según el cirujano de la plaza, Máximo García Padrós. «Lo primero que nos ha preguntado es si mañana [por hoy] podía ir al entierro de su padre. Le hemos dicho que debemos esperar a ver cómo evoluciona. No debería ser posible, pero con los toreros nunca se sabe. Parece mentira que haya podido matar al toro», afirmó.
La corrida estuvo marcada por el grave percance en el primer toro, tras el cual se quedó en un mano a mano entre Juan Bautista y Luis Bolívar. El francés saludó una fuerte ovación tras pasaportar al segundo de la tarde y fue silenciado tanto en su segundo como en el que tuvo que estoquear por el herido Uceda Leal. Por su parte, el colombiano Luis Bolívar lo intentó sin éxito frente a un lote deslucido en su primera tarde de las cuatro en las que está anunciado en Madrid.
http://www.elmundo.es/, 6 de abril de 2009. Foto:Ap