Concha Millán cuenta que en un pueblo alemán, acabada la guerra, los feligreses reconstruyeron el templo que había sido bombardeado. Debajo de los escombros encontraron la impresionante imagen tallada en madera, del Santo Cristo, totalmente mutilada: sin brazos y sin piernas. Fueron ellos quienes escribieron: «Nosotros seremos tus brazos… y tus pies». Existen tallas de Cristos mutilados en todas las partes del mundo; en monasterios, en catedrales y en parroquias, como la de Vielha (Valle de Arán) con su Cristo de Mijaran, que sólo tiene cabeza y tórax. Existe un texto del siglo XVI que, en líneas generales, reza:- «Cristo, no tienes brazos ni manos… Tienes sólo nuestros brazos y nuestras manos»… para levantar al caído, aguantar al débil, dar la mano al necesitado, hacer el bien como tú…- «Cristo, no tienes piernas ni pies… Tan sólo tienes nuestras piernas y nuestros pies»… para seguir tus pasos y cargar -como el buen samaritano- a quienes viven el atropello y la injusticia, el despojo, la ingratitud, el desamor…- «Cristo, tienes los labios inertes por la muerte… y estás sin voz… Nosotros seremos tu voz»… La voz de los sin voz… para proclamar bien alto tu Palabra que ayuda, consuela y da vida eterna.- «Cristo, no tienes medios materiales… Pero tienes los nuestros»… para socorrer y servir a quienes están necesitados de ayuda material o espiritual; están enfermos, hambrientos… excluidos, marginados…¡Con cuanta fe lo decía Gerardo Diego en su libro «Versos divinos»!:«Toma mis manos abiertas… Toma mis pies: tuyos son».
Tomado de La Razón / José Mª Alimbau