El compositor José Serrano Simeón nació en Sueca (Valencia) el 14 de octubre de 1873 y murió en Madrid el 8 de marzo de 1941. Tras despuntar precozmente en su ciudad natal como instrumentista y compositor bajo la tutela artística de su propio padre, estudió en el Conservatorio de Valencia en los cursos 1891/3 y recibió lecciones de Salvador Giner con quien ya se destapó su rara facilidad para la melodía, aprovechando composiciones de aquella época para obras posteriores como EL MOTETE.
Auspiciado por Don Simón Vila y becado pasó a Madrid en 1895 dedicado de lleno a la composición pero con enormes dificultades para darse a conocer. Perdida la beca cuenta Arnau que escribía romanzas que vendía a cualquier precio y que ofreció a un editor una de ellas, por cinco duros, siendo rechazada por el mismo: esa romanza la incluyó luego en EL CARRO DEL SOL, como la serenata veneciana que daría la vuelta al mundo como la mejor canción veneciana, a juicio de Mascagni. Por aquel entonces, le presentaron a Fernández Caballero quien, por su ceguera, le propuso colaborase en pasar de las musas al papel pautado los frutos tardíos de su inspiración, como así hizo con GIGANTES Y CABEZUDOS; decisiva también fue la amistad trabada en 1900 con los Álvarez Quintero que le surtieron de muchos libretos empezando ese mismo año con EL MOTETE que alcanzó extraordinario éxito y fue la base de su posterior carrera, apoyada sobre todo en el género chico.
Fuera de la zarzuela adquirieron popularidad su ópera LA VENTA DE LOS GATOS obra póstuma aunque empezada en los años 20, LA CANCIÓN DEL SOLDADO (1917), el HIMNO A VALENCIA (1909)) escrito para la Exposición levantina de 1909 y entronizado como Himno Regional en 1925 y el himno VALENCIA CANTA compuesto para la Coronación de la Virgen de los Desamparados; pero donde más han proliferado sus éxitos ha sido en el campo de la zarzuela, sobresaliendo LA REINA MORA (1903), EL MAL DE AMORES y MOROS Y CRISTIANOS (1905), LA MALA SOMBRA (1906), ALMA DE DIOS (1907), LA ALEGRÍA DEL BATALLÓN (1909), EL TRUST DE LOS TENORIOS (1910), EL CARRO DEL SOL (1911), EL AMIGO MELQUÍADES (1914), LA CANCIÓN DEL OLVIDO (1916), LOS DE ARAGÓN y LAS HILANDERAS (1927), LOS CLAVELES (1929), LA DOLOROSA (1930) y su obra póstuma GOLONDRINAS DE MADRID (1944), por señalar sólo las que me consta que han tenido trascendencia fonográfica.
Auspiciado por Don Simón Vila y becado pasó a Madrid en 1895 dedicado de lleno a la composición pero con enormes dificultades para darse a conocer. Perdida la beca cuenta Arnau que escribía romanzas que vendía a cualquier precio y que ofreció a un editor una de ellas, por cinco duros, siendo rechazada por el mismo: esa romanza la incluyó luego en EL CARRO DEL SOL, como la serenata veneciana que daría la vuelta al mundo como la mejor canción veneciana, a juicio de Mascagni. Por aquel entonces, le presentaron a Fernández Caballero quien, por su ceguera, le propuso colaborase en pasar de las musas al papel pautado los frutos tardíos de su inspiración, como así hizo con GIGANTES Y CABEZUDOS; decisiva también fue la amistad trabada en 1900 con los Álvarez Quintero que le surtieron de muchos libretos empezando ese mismo año con EL MOTETE que alcanzó extraordinario éxito y fue la base de su posterior carrera, apoyada sobre todo en el género chico.
Fuera de la zarzuela adquirieron popularidad su ópera LA VENTA DE LOS GATOS obra póstuma aunque empezada en los años 20, LA CANCIÓN DEL SOLDADO (1917), el HIMNO A VALENCIA (1909)) escrito para la Exposición levantina de 1909 y entronizado como Himno Regional en 1925 y el himno VALENCIA CANTA compuesto para la Coronación de la Virgen de los Desamparados; pero donde más han proliferado sus éxitos ha sido en el campo de la zarzuela, sobresaliendo LA REINA MORA (1903), EL MAL DE AMORES y MOROS Y CRISTIANOS (1905), LA MALA SOMBRA (1906), ALMA DE DIOS (1907), LA ALEGRÍA DEL BATALLÓN (1909), EL TRUST DE LOS TENORIOS (1910), EL CARRO DEL SOL (1911), EL AMIGO MELQUÍADES (1914), LA CANCIÓN DEL OLVIDO (1916), LOS DE ARAGÓN y LAS HILANDERAS (1927), LOS CLAVELES (1929), LA DOLOROSA (1930) y su obra póstuma GOLONDRINAS DE MADRID (1944), por señalar sólo las que me consta que han tenido trascendencia fonográfica.