1. Leucipo, natural de Elea (bien que hay quien lo haga de Abdera, y aun algunos de Melos), fue discípulo de Zenón. Sus opiniones son: «Que todas las cosas son infinitas, y que se transmutan entre sí. Que el universo está vacío y lleno de cuerpos (642). Que los mundos se originan de los cuerpos que caen en el vacuo, y se complican mutuamente. Que de su movimiento al tenor de su magnitud se produce la naturaleza de los astros. Que el sol es llevado por un círculo mayor alrededor de la luna. Que la tierra es llevada y gira sobre su centro, y su figura es de un tambor» (643). Fue el primero que puso a los átomos por principio de las cosas. Hasta aquí sus opiniones por mayor y en general; por partes son como se sigue:
2. «Que el universo es infinito, como ya dijimos. Que de éste unas partes están llenas, otras vacías. Que los elementos o principios y los mundos procedidos de ellos son infinitos, y vienen a resolverse en aquéllos. Que estos mundos se originan así: separados del infinito muchos cuerpos de todas figuras, son llevados por el gran vacuo; y congregados en uno, forman un turbillón, según el cual, chocando con los otros y girando de mil maneras, se van separando unos de otros y se unen los semejantes a sus semejantes. Equilibrándose, y no pudiéndose ya mover por su multitud y peso, las partículas pequeñas corren al vacuo externo como vibradas o expelidas; las restantes, quedando juntas y complicadas, discurren mutuamente unidas, y forman de figura esférica la primera concreción o agregado. Esta concreción es separada de lo demás por medio de una como membrana que la circuye y contiene dentro todos los cuerpos. Estos cuerpos ya unidos en masa, girando sobre la consistencia de su centro, se van formando otra tenue membrana circular, compuesta de las partículas que topa su superficie al tenor de su giro. De esta suerte se forma la tierra, a saber, permaneciendo juntos los corpúsculos tendentes al centro. Este mismo cuerpo, o sea concreto, se va siempre aumentando como por membranas, formadas de los corpúsculos externos que allí concurren; pues en fuerza de su giro adquiere cuantos toca. Complicados ya algunos de éstos, forman la concreción, la cual es al principio húmeda y lútea; luego, secándose con el violento giro del todo e inflamándose, produce la naturaleza de los astros. Que el círculo del sol es el más externo; el de la luna el más cercano a la tierra, y los demás astros están en medio de éstos. Todos estos astros se inflaman con la violencia del movimiento: al sol lo inflaman los astros, y la luna recibe sólo una pequeña parte de fuego. Se eclipsan el sol y la luna porque la tierra está inclinada al Mediodía. Las regiones árticas siempre están nevadas, son frías y glaciales. Que el sol se eclipsa pocas veces, pero la luna muchas, por ser los círculos de ambos desiguales. Que como acontece la generación del mundo, así también acontece su aumento, su decremento y su corrupción por cierta necesidad»; cuál sea ésta no lo explica.
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(642) A saber, lleno de espacios vacíos y de cuerpos.
(643) Τυμπανοειδής: acaso esta voz puede admitir otra significación, habiendo muchas cosas llamadas tímpanos.