La Cavada es la capital del municipio de Riotuerto (Cantabria, España). Su altitud es de 88 metros y presenta un clima oceánico, con temperaturas suaves todo el año e inviernos lluviosos.
En el año 2008, la localidad contaba con una población de 1033 habitantes (INE). Predomina la actividad agropecuaria dedicada a la cría de ganado, así como empresas diversas de tamaño pequeño.
Existe una industria láctea y otra textil que emplean a unos 20 trabajadores cada una. El turismo es todavía un sector incipiente pero de gran potencial debido al atractivo paisajístico de la zona.
El desarrollo del núcleo de La Cavada y del municipio de Riotuerto vino dado a raíz de la creación, en 1622, de las fábrica de artillería de La Cavada, que suministraron armamento a las colonias y la armada del reino de España. En sus instalaciones de La Cavada llegaron a funcionar cuatro altos hornos que producirían armamento y munición de gran calidad. No obstante el largo declive de las instalaciones comenzó a finales del siglo XVIII y es en 1835 cuando las instalaciones, ya sin niguna actividad, cierran.
A La Cavada llegaron técnicos de Flandes para trabajar en las instalaciones traídos por sus amplios conocimientos de las técnicas de fundición. Cabe mencionar los numerosos pleitos con los vecinos del lugar por su carácter autárquico, debido a la oposición de conceder grados de hidalguía a los extranjeros. Estos flamencos (la mayoría con cargos importantes en la fundición) fueron objeto de reticencias, desvíos y malos tratos por parte de las gentes del lugar, tratándolos, aún incluso sus bisnietos, como extranjeros y formando una especie de linaje por casi endogamia forzosa. Se les privaba de los oficios concejiles y honores sociales, e incluso disponían de lugar separado para su entierro. Se les concedieron el fuero de artillería pero existieron numerosos pleitos debido a la oposición a darles títulos de hidalguía. Los descendientes se asentaron en La Cavada y las comarcas limítrofes y sus apellidos, en su mayoría flamencos, pasaron a castellanizarse durante el siglo XVIII. En todo el municipio de Riotuerto y limítrofes, aún son comunes apellidos como Arche, Baldor o Valdor, Del Val, Bernó, Guate, Lombó, Marqué, Oslé o Uslé, Otí, Rojí, Roqueñí, Sart, etc.
El desarrollo que supuso para el Riotuerto y municipios vecinos la fábrica de cañones creó importantes oportunidades de trabajo y se dejó notar en el crecimiento de la población de la Junta de Cudeyo (antigua demarcación que componían los actuales municipios de Entrambasaguas, Marina de Cudeyo, Medio Cudeyo, Liérganes, Miera y Riotuerto), pasando de 1636 a 1750 a crecer un cuarenta por ciento, de los 5.700 habitantes a los 8.000. La mayoría de los trabajadores compaginaban las labores de la fábrica con sus tareas agrícolas, todas labores duras. Y aún a pesar del desarrollo que supuso para el pueblo la fábrica de cañones, esta no fue bien vista por muchos. Al contrario. Grande era el rechazo de los vecinos a las instalaciones de La Cavada. Las limitaciones y prohibiciones que impuso la Real Fábrica a sus vecinos hizo que creciese su animadversión a los Altos hornos, influida además por el acceso muy restringido a las instalaciones, los privilegios de algunos de sus operarios y la sensación de secretismo que tenía por poseer importancia militar. Prueba de ello es que tras el abandono de las instalaciones en los años posteriores a 1830, los comarcanos se apresuraron a irse llevando todo lo que pudieron de los edificios y talleres, entre otras ideas, probablemente con la ingenua de impedir la restauración de las instalaciones. En 1881 casi no quedaba rastro ya de la fábrica.
El antiguo sitio de Valdelazón, donde se barrenaba el ánima de los cañones, fue vendido en 1870 por el Ministerio de la Marina a don Juan de la Pedraja. Se componía de diversas construcciones del antiguo complejo de fundiciones de La Cavada. Don Juan invirtió mucho dinero para conseguir en 1847 una fábrica (“La Montañesa Textil”) de tejidos e hilado de algodón moreno (vasto pero de buena calidad). La fábrica llegó a tener 450 trabajadores y a ser muy importante en España hasta finales de los 60 del siglo XX.
El complejo se compone de un edificio y junto a ella se alza su monumental chimenea exenta, sobreelevada y construida en ladrillo, que permitía evacuar los humos de las calderas por un conducto subterráneo. Está también su imponente presa en el río Miera capaz de proporcionar energía hidráulica y que antiguamente era utilizada para mover las máquinas que perfeccionaban la artillería. La localización de esta antigua fábrica en un medio rural como Riotuerto responde a un modelo que integra en una misma planta todas las actividades industriales y a la reducción de la mano de obra. La propiedad del complejo fue de la familia del Valle de la Pedraja, mecenas en la implantación en La Cavada de “Escuela de Patronato” (1887) de carácter gratuito para todos los niños del municipio. Con el tiempo esta escuela evolucionó hasta el actual Colegio Público de La Cavada. El edificio de la fábrica textil es de estilo fabril manchesteriano caracterizado por muchos y amplios ventanales que permitían el paso de luz, dado que en aquella época el uso de la eléctrica no estaba muy extendido, y disposición de la producción en plantas. Este patrimonio fabril de importancia regional es digno de conservación.
Monumentos y lugares de interés
Antiguo cañón fundido en la Real Fábrica de Artillería reposando sobre escorias en el Parque de Carlos III de La Cavada.Restos del conjunto fabril de la Real Fábrica de Cañones, calificada como Bien de Interés Cultural con la categoría de lugar histórico. Destaca el arco de Carlos III, portada neoclásica de 1784, las casas de los operarios y la red de canales que abastecieron las instalaciones.
Museo de la Real Fábrica de Cañones.
Edificio de la antigua fábrica de La Montañesa Textil, del siglo XIX.
Iglesia parroquial de San Juan Bautista.
Panteones del cementerio de San Andrés.
Casa Valle, ejemplo de casa de indianos.
Colegio Público Leopoldo y Josefa del Valle.
Diversos molinos harineros repartidos por el río Miera y sus afluentes.
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Soy descendiente via materna del apellido LOMBÓ,el conocimiento de este hecho es reciente me esplico,mi difunto abuelo Angel Garcia Salinas Lombo Cano,me comentaba que tenia el apellido que el pensaba que era de origen frances porque hablaban en Frances, años más tarde y disponiendo de tiempo y curiosidad descubro que el apellido BOMBÓ es de ogigen Belga de la Zona Sur Valona que efectivamente hablan en Frances, vivieron en Lierganes y el apellido CANO es de La Cavada,gracias a Internet se conocen muchas cosas que con el tiempo se olvida, este escrito es en memoria de mi querido abuelo materno ANGEL GACIA SALINAS LOMBO CANO.