Como todos los años en el día de los inocentes, un simpático personaje, el ‘Obispillo’, ha recorrido a caballo las calles de Burgos, en una tradición que data de la Edad Media. Un pequeño se ha convertido por unas horas en la máxima figura eclesiástica de la ciudad.
Con la mitra y el báculo, y rodeado de cardenales y sacerdotes, ha visitado ancianos, ha visto al arzobispo y ha transmitido al alcalde su deseo para este año. En esta ocasión la petición ha sido una pista de hielo para todos los niños burgaleses.
Ataviado con la mitra y el báculo, Juanjo ha sido investido este miércoles, día de los Santos Inocentes, ‘obispillo’ de Burgos. Este pequeño de nueve años, miembro de la escolanía de los Pueri Cantores, se ha convertido por unas horas en la primera figura de la Iglesia en su ciudad. Una tradición que se repite todos los 28 de diciembre y que se remonta allá por el siglo XV.
Y, a lomos de su caballo, ha recorrido las calles del centro de Burgos. Ha visitado ancianos y también le ha transmitido al propio arzobispo de Burgos, todos sus deseos. El recorrido ha concluido en el Ayuntamiento donde, ante las instituciones locales, ha expresado su deseo para este año.
El niño Juan José González Torres, alumno del colegio Fernando de Rojas, fue investido en una celebración que se desarrolló en el Monasterio de las Madres salesas. Posteriormente, recorrió a lomos de un caballo blanco las calles de Burgos desde la catedral hasta el Ayuntamiento, como recuerdo del recorrido que antiguamente realizaban sus homólogos subidos en una burra.
La elección del ‘Obispillo’ es una tradición que se remonta al siglo XV, cuando el Cabildo metropolitano de la catedral permitió el 28 de diciembre, el Día de los Santos Inocentes, que un niño se vistiera de obispo. Así, cada año se viste como obispo a uno de los niños de la Escolanía de los Pueri Cantores que haya recibido la Primera Comunión ese mismo año. Sin embargo, esta tradición se vio truncada durante un largo periodo de tiempo con la desaparición de la Escolanía de la catedral y no se retomó hasta el año 1996 gracias al esfuerzo del Cabildo.
La tradición de elegir a un niño cantor ‘obispillo’ durante un día es muy común en los países de Europa central, en donde se relaciona esta costumbre con la figura de San Nicolás y la entrega de juguetes a los más pequeños. Normalmente, en ciudades de Alemania, Polonia y los Países Bajos se realiza el día del ‘Obispillo’ el 6 de diciembre, coincidiendo con la festividad de San Nicolás, el encargado de traer los regalos y presentes a los más pequeños.