Matilde Camus: Yo soy de La Montaña

Yo soy de la Montaña

Yo soy de la Montaña vertebrada
llena de húmedos pulsos de rocío,
de campos soñadores,
de arroyos cantarines y de ríos;
de casonas hidalgas
y de ruido de albarca en los caminos.

Yo soy de esta vestida tierra herbosa

donde el sol nos envuelve con cariño,

donde la bruma besa nuestros rostros

y las playas se aroman con sus pinos.


Soy de estas costas, duras y norteñas,

donde se encrespa el mar embravecido,

donde hay temblor de algas

bajo espumas de armiño.


Yo soy de la ladera más hermosa

de nuestro litoral santanderino.

Aquí la primavera es voz mojada

rompiéndose en fulgores y estallidos.

Matilde Camus: Breve semblanza

 

Aurora Matilde Gómez Camus, nació el 26 de septiembre de 1919 en Santander (La Montaña, Cantabria), nunca quiso vivir en otro lado y nunca abandonó su querida tierruca.

Infancia: Su padre Francisco Gómez Landeras hijo de labradores acomodados, en busca de nuevos horizonte abandona el hermoso lugar de Monte de donde procedían sus ancestros y se traslada a la cercana ciudad de Santander, donde se coloca como mancebo de botica. Pronto alquila un piso en el no 3 de la Cuesta de la Atalaya, donde inicia su vida con su joven esposa Matilde Camús del villar, procedente también de lugar de Monte.

Un año más tarde a los 7 meses de gestación nace Autora Matilde Gómez Camus, entre la esperanza que suscita siempre una nueva vida y el ambiente de tragedia que se respira en la casa ante el delicado estado de salud de su madre, que solo 28 días más tarde muere.

La anciana ama de llaves de la casa, se hace cargo de la situación y rodea a la pequeña de cuidado y afecto, cuando Matilde (que siempre fue llamada así) vea a otras niñas con sus madres, comenzará a llamarla mamá.

Extremadamente sensible, entre sus primeros recuerdos destaca el de su carita pegada contra el cristal del mirador de su casa, con la luz apagada, contemplando las luces que iluminaban escenas familiares reunidas en torno a una mesa, mientras ella aguardaba la llegada de su padre que tenía frecuentes guardias en su trabajo. Pronto este alquilará un local y pondrá una Perfumería y fábrica de lejias en la Plaza de la Esperanza que le permitirá tener una mejor economía.

La relación con su padre es intensa, él la lleva a todas partes y en él vuelca ella toda su ternura, a él dedica su primer poema que escribe a la edad de 9 años.

Gran lectora, se cartea con Celia la heroína madrileña de aquella época, inventada por Elena Fortún, con otros niños, mediante la oportunidad que la da el suplemento infantil del Diario Blanco y Negro: GENTE MENUDA.

Sus primeros años de enseñanza fueron en el Colegio de San José, con el que nunca perdió el contacto mediante sus reuniones de antiguas alumnas e Hijas de María.

Juventud: Cursó el Bachiller que en aquel tiempo era de siete años en el Instituto de Santa Clara. Fue una estudiante normal que destacaba en Lengua y Literatura y supo apreciar la genialidad de su profesor predilecto Gerardo Diego, al que enviará su primer libro para solicitar su opinión y con el que desarrollara una entrañable amistad y mutua admiración, que durará hasta la muerte de éste.

Conoce a su novio, madrileño, al que la guerra le encuentra veraneando en Santander, Justo Guisandez García, también estudiante, que pronto será reclamado por su hermana mayor que vive en Badajoz. fue nombrado Delegado Provincial de prensa y propaganda del SEU de Badajoz, y él la introducirá en las publicaciones del SEU. Ya Matilde se hermana definitivamente con la poesía, para expresar sus sentimientos más hondos, en estos tiempos llenos de ideales de una realidad en paz y en justicia, con el seudónimo de Matty. En el año 1943 se casan e instalan en Santander, Los casa, un eminente profesor de ambos, el Padre Carballo, profesor de Geología e Historia , y comienzan a venir los hijos: Justo Francisco, Francisco Javier, Matilde y Miguel Ángel, que han sido inicio de una saga de 10 nietos y hasta el momento 11 bisnietos.

Plenitud: Hasta la muerte de su padre, en el año 1965, recuerda su primer amor por la poesía en breves incursiones, que apenas conocen sus íntimos. Muerto su padre y sus hijos ya mayores, comienza a introducirse en el Ateneo de Santander, conoce a gente con su misma inquietud en las tertulias literarias a que asiste, desempolvar los viejos poemas, trabajarlos hasta verlos mejorados, atreverse a leerlos en público, escuchar, siempre escuchar las sugerencias, estudiar e ir trabajando disciplinada e intensamente en las noches que ella sabía prolongar en ocasiones hasta bien entrada la madrugada, así se inicia su prolífica obra que se plasma en su primer libro VOCES en el año 1969.

El juicio crítico de esta obra cuenta con el respaldo de Gerardo Diego y con un Prologo musicado que la dedicó, con el apoyo de su marido que realiza el dibujo de su primera portada. Decide firmar como MATILDE CAMUS en memoria de su madre.

Ha nacido una poeta y desde este momento la hipersensibilidad de Matilde Camús se volcará en sus cuartillas que la verán trabajar hasta altas horas de la noche.

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