MAXI DE LA PEÑA | El Diario Montañés
Pereda perteneció al realismo de la segunda mitad del siglo XIX, la época de los llamados ‘novelones’, en la que convivían dos corrientes: una conservadora, que alababa las más rancias costumbres populares (José María de Pereda, Juan Valera, Gustave Flaubert) y otra progresista, caracterizada por la denuncia social (Benito Pérez Galdós, Leopoldo Alas ‘Clarín’). En la vecina Portugal el más ilustre escritor de este movimiento, en su versión crítica, fue Eça de Queirós, autor de la celebrada ‘Os Maias’.Recuerdo nostálgicoLa huella de ‘Sotileza’ en Santander pervive hoy en día como un recuerdo nostálgico, aunque permanece el conservadurismo perediano en la idiosincrasia social. De hecho, Pereda cuando escribe su obra en la que exalta a los pescadores de la ciudad, retrotrae la trama a siete u ocho décadas atrás. José María de Pereda, en el prólogo de ‘Sotileza’, deja muy clara su intención de recuperar el Santander que se fue. Ese prototipo de personaje estaba desapareciendo, desde el pescador a la sardinera. En el Cabildo de Arriba, el embarcadero se encontraba en aquellos tiempos en los terrenos que ocupa la estación de Renfe. Hasta allí llegaba la mar, pero los posteriores rellenos centró la actividad pesquera en Puertochico, el último escenario marinero de la ciudad. El fin del Santander costumbrista y marinero empezó con la llegada del siglo XX y el derribo de las casas de pescadores. Del último reducto, Puertochico, quedaron algunas viviendas en la calle Tetuán, y cerca del Arrabal, en la calle Río de la Pila.Con los rellenos se construyó la rampa de Sotileza que enlazaba la calle Cádiz con la calle Alta, obra ejecutada entre 1883 y 1887. Se trataba de una vía transversal adoquinada que comunicaba la antigua Puebla Vieja de la capital con el nuevo área de expansión. Como recuerdo a la novela de Pereda, se inauguró este año una actuación artística de la escultora santanderina Concha García, que reprodujo en 611 metros lineales pasajes del texto manuscrito que se extiende sobre el ‘Paredón’. Años atrás, el dibujante José Ramón Sánchez, diseñó un mural sobre la novela en la entrada del Parque del Agua.Aún se mantienen en pie algunos edificios dignos de reseñar y símbolos callealteros como la iglesia de la Consolación (donde fue bautizado Menéndez Pelayo), el Convento de Santa Cruz (fábrica de Tabacalera) y el antiguo hospital de San Rafael (sede del Parlamento de Cantabria).En la calle Alta se conserva el bloque de viviendas con escudo heráldico más antiguo catalogado en la ciudad. Se levantó a finales del siglo XVIII en el número 30.