Fernando Santander Fuster falleció ayer en Santander a los 92 años de edad
Fernandito era uno de los personajes populares de la ciudad. Una institución callejera. Un hombre identificado con la Obra de San Martín, con la que colaboró sesenta años, y al que aún se le recuerda con el periódico de la Fundación bajo el brazo repartiéndolo por bares y portales. Una forma de sentirse útil.
Junto a otros como El Uco, Chisco, la Chola, Charli, La Cruza, Colás, Calín…, la intrahistoria de Tetuán y Puertochico no sería lo mismo sin estos personajes. Fernandito era parte de ese paisaje, al que dejó de pertenecer cuando hubo de recluirse en la Residencia de las Hermanas de los Pobres, en el Alisal, tras un breve paso por el hotel Picos de Europa. Abandonó maltrecho y precipitadamente Tetuán, empujado por un incendio que arrasó su vivienda, en la que vivía con sus hermanas Serena -fallecida – y Manolita, y la de otros en los números 41, 43 y 45 de Tetuán.
Fernando Santander Fuster falleció ayer en Santander a los 92 años de edad.
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