- «No dio paz a la espada en la matanza de cristianos»
- Los moros arrasaron la llanura alavesa y Bardulia —el solar original de Castilla, al norte de Burgos— hasta el sur de Cantabria.
Fue en la primavera del año 791. Varias decenas de miles de musulmanes partieron hacia el norte. Lo hicieron en dos direcciones, según el diseño de Hisam. Conocemos su itinerario. Un grupo partió de Córdoba hasta Toledo, desde allí tomó camino a Zaragoza
, donde quizá recibió refuerzos de los Banu-Qasi, y después se encaminó Ebro arriba hasta La Rioja y Álava, la frontera oriental del reino de Asturias. Este ejército del este lo mandaba Abu Utman Ubayd Allah, uno de los primeros partidarios del difunto
Abderramán I, de quien había sido primer ministro o visir. El segundo ejército partió también de Córdoba, pero con dirección a Mérida, desde donde subió por lo que hoy llamamos «vía
de la Plata» hasta Zamora, Astorga y Galicia. Este lo mandaba otro veterano amigo
de Abderramán, Yusufben Bujt, que igualmente había sido visir. No exageraremos si definimos como un tsunami la ola que se abatió sobre el reino de Asturias.
El ejército moro del este, al mando de Abu Utman, asoló literalmente toda la margen
norte del Ebro desde Álava hasta el puerto del Escudo. Nadie podía oponer resistencia a una marea semejante. Los moros arrasaron la llanura alavesa y Bardulia —el solar original de Castilla, al norte de Burgos— hasta el sur de Cantabria. Abu Utman
tenía instrucciones expresas: su ataque debía ser terrorífico. Y lo fue, a juzgar por
la delectación con la que la crónica mora cuenta la enorme mortandad causada: «No dio
paz a la espada en la matanza de cristianos», dice. Cumplida su misión, volvió por el
mismo camino, redoblando el terror. Igualmente avasalladora fue la expedición del
oeste, mandada por Yusuf. Entró en Galicia y la devastó a conciencia desde Lugo hasta el Miño. Pero esta expedición iba a tener, además, grandes consecuencias políticas en
el reino de Asturias.
José Javier Esparza: LA GRAN AVENTURA
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