Por Don Francisco Gutierrez Díaz. Presidente del Centro de Estudios Montañeses. Santander, 12 de noviembre 2016.
El incendio de 1941 quemó todo menos la memoria. ¿Qué sucedió aquel 15 de febrero para que la ciudad se hundiera entre las llamas? Los testigos hablaban de remolinos de fuego y de brasas cayendo como si fueran nieve. Hoy, 75 años después del siniestro, las calles arrasadas solo existen en los mapas pero en las imágenes aún se advierte la devastación. Esta es la historia de una fatal coincidencia, la crónica de un vendaval que abrasó la Puebla Vieja hasta convertirla en humo