En Santander existía una de las fábricas de Tabacalera, que empleaba en 1895 a 1.300 operarios, en su mayoría mujeres, y que comenzó a funcionar en un antiguo convento de Clarisas, en la calle alta, en 1887, pasando en 1900 a un nuevo edificio, donde hoy se sitúa la Biblioteca Central de Cantabria. Su proximidad al puerto facilitaba el transporte y las estibas, pues la mitad del tabaco importado entonces en España se recibía y almacenaba en este depósito, distribuyéndose posteriormente mediante barcos de cabotaje, ferrocarril o carretera a las once fábricas nacionales de Tabacalera. Santander se eligió para este depósito por diversas razones estratégicas y climáticas: en 32 su puerto hacían escala los buques trasatlánticos proveedores de la materia prima y los de cabotaje. Y también por el clima húmedo favorable a la conservación del tabaco.
LA VIDA ESCÉNICA EN LA CIUDAD DE SANTANDER ENTRE 1895 Y 1904 por Fernando SÁNCHEZ REBANAL
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