José Sanz Tejera, Cioli, era un héroe local en Santander, casi tan conocido en la ciudad como el Cantábrico. Su lema: “Haz bien y no mires a quién”. Se le atribuye haber salvado en el mar a más de 140 personas. Una vez me comentó que estaba en contra de que se pagara a los socorristas, pese a que lucía el título de salvamento desde 1956.
Él lo hacía por deber y por tropiezo, a cualquier hora se le podía encontrar a remojo. Y era tan poco amigo de los récords que perdió la cuenta de la gente que había librado de ahogarse. En 1947 salvó a tres personas con un neumático y cuando las cosas se ponían mal, ahí llegaba este hombre de piernas arqueadas, gesto de bonhomía y un percebe de amuleto colgado al cuello, dispuesto a tirarse al mar.
Fue panadero y famoso. Esperaba que después de la placa que luce en su nombre en la playa de la Magdalena -“A Cioli, salvador de cien vidas” (se quedaron cortos)- el Ayuntamiento le hiciera una estatua. El pasado sábado entró en el hospital de Valdecilla con una dolencia respiratoria. No salió. Tenía 89 años.
Jamás guardó rencor a quien nunca le agradeció haberle salvado. Fueron unos cuantos. Pero el domingo, el día en que ya no estaba, aparecía una última entrevista en El Diario Montañés donde Cioli, simplemente, decía con respecto a todos los que se olvidaron de reconocerle su sacrificio: “Tenía que hacerlo”.
Por sus innumerables gestas había recibido la medalla de oro al Mérito en la Protección Civil y la Cruz al Mérito de la Policía Local de Santander. El Gobierno de Cantabria mostró su pesar por la pérdida de una de las figuras “más significativas de Cantabria”.
JESÚS RUIZ MANTILLA
Este artículo apareció en la edición impresa de El País del Miércoles, 27 de abril de 2011