Puertochico fue el barrio pesquero de Santander hasta la década de los 40. Fue entonces cuando se convirtió en puerto deportivo. Los bajos de muchas de las casas de Peña Herbosa, Bonifaz y Tetuán eran bodegas donde se almacenaban las artes, aparejos y los barriles de raba.
A Puertochico y lo que hoy son los Jardines de Pereda llegaba la pesca antes del Incendio de 1941 y muchos de los bajos de los edificios cercanos se utilizaban como bodegas para guardar las artes y aparejos. Toda esa zona de la ciudad era una mezcla de gentes de todo tipo. Como las panchoneras o las pescateras… Las mujeres que, ya fuera en el muelle, la lonja o las bodegas, comercializaban el pescado, generalmente el de sus maridos o parientes. Su contribución a la pesca, aunque no se hicieran a la mar, era fundamental tanto para el sostenimiento del sector, como el de sus familias.