Antes que Dios fuese Dios
y los peñascos peñascos,
los Quirós fueron Quirós
y los Velascos Velascos.
(Fernando del Arco 13)
Entre el Duero y el Cantábrico están las tierras en que comenzó la Reconquista y cuna de ella fue Covadonga donde consiguieron su primera victoria los cristianos refugiados por aquellos montes. Guipuzcoanos y vizcaínos se consideraban todos hidalgos por no haber dependido jamás de otros pueblos en tanto que los oriundos de las monta-
ñas de Santander y los asturianos estaban muy conscientes de ser «reliquias de la sangre goda».
En la Montaña había gran cantidad de hidalgos y «en un valle como Toranzo de treinta y cuatro vecinos que figuran en el Catastro del Marqués de la Ensenada en 1754, un 99 por ciento eran nobles» (Joaquín González Echegaray, Casa 68). Bastantes se ganaban la vida con oficios bajos pues el ejercerlos o el carecer de medios en nada afectaba su con-
dición hidalga. Así, los antiguos pescadores santanderinos «ofrecían un espectáculo que tanto chocaría hoy al verlos ceñir espada al saltar de sus lanchas y desceñirsela al entrar en ellas» (Simón Cabarga, Sotileza 23.-
El padrón de vecinos de Santander de 1580 incluía hijosdalgos con oficios como el de tundidor o remolar y el Catastro de Ensenada de 1752 mencionaba otros que eran zapateros, sastres, uno «ausente en tierras de Andalucía en el ejercicio de alojero» y otros «pobres de solemnidad», alguno de los cuales vivía de limosna.