El 15 de febrero de 1941 soplaba un fuerte viento Sur, con rachas de hasta 140 Km/h, que hacía imposible caminar por la calle y la circulación de cualquier vehículo. El viento rompía los cristales de las ventanas, la bahía estaba totalmente encrespada, los tejados volaban y los miradores saltaban hechos pedazos. Los cables eléctricos y del tranvía producían descargas y grandes chispazos… En el número 20 de la calle Cádiz se produjo un incendio que rápidamente se propagó a las casas vecinas de las calles Rúa Mayor y Somorrostro y al tejado de la Catedral. El fuego ya era incontrolable. Santander estaba en llamas.
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