Los orígenes de las procesiones santanderinas se relacionan directa mente con la Cofradía de la Santa Vera Cruz, fundada en el antiguo convento de San Francisco hacia mediados del siglo XVI. A lo largo de los años, esta Hermandad fue haciéndose con varias efigies representativas de la Pasión de Cristo que alumbró en su desfile de Jueves Santo, como fueron las escenas de “La Oración del Huerto”, “Azotes a la Columna”, “Ecce Homo”, “Cruz a Cuestas”, “San Juan” y “Virgen de la Soledad”, también llamada “de los Dolores”. Esta procesión del Jueves fue la más antigua que recorrió las calles de Santander, al menos desde 1.560-70 (fechas aproximadas que indirectamente revela el Pleito de Acreedores de la Villa, correspondiente a 1.611-12; Archivo Municipal, leg. B-78, fols. 576 vto.-577). La de Viernes Santo, conocida como “del Santo Entierro” y a veces nombrada asimismo “del Santo Sepulcro”, se creó en 1.656 o 1.657, según se desprende inequívocamente de las Actas Municipales.
Francisco Gutiérrez Díaz, La imaginería desaparecida de la Semana Santa santanderina