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Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús

+ Lectura del Santo Evangelio según San Juan

Como era el día de la preparación de la Pascua, para que los cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día muy solemne, los judíos pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran de la cruz.

Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían sido crucificados con Jesús. Pero al llegar a él, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza e inmediatamente salió sangre y agua.

El que vio da testimonio de esto y su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera lo que dice la Escritura: “No le quebrarán ningún hueso” ; y en otro lugar la Escritura dice: “Mirarán al que traspasaron”.

Reflexión

Para expresar el amor, se ha usado casi internacionalmente un signo: el corazón. Expresa ese deseo de todo hombre: amar y ser amado. Por eso este día al celebrar el amor de Jesús lo hacemos contemplando el “Sagrado Corazón de Jesús”. Si miráramos los evangelios bajo la óptica del amor y nos detuviéramos a examinar cada una de las actitudes de Jesús, encontraríamos que su mensaje, actividad y tarea, están todos basados en el amor. Amor misericordioso que se estremece ante el hambre y el dolor, amor de compasión ante el huérfano y la viuda; amor sin condiciones ante el pecador; amor universal que se abre a todo hombre y toda mujer. Cada paso de Jesús está sustentado en el amor. Cualquier pasaje del Evangelio hubiera sido útil para que reflexionáramos cuánto nos quiere Jesús. En este día del Sagrado Corazón gocemos y experimentemos este amor gratuito e incondicional de Jesús. Él hace realidad la profecía de Oseas referida al amor de Dios: “Yo los atraía hacia mí con los lazos del cariño, con las cadenas del amor. Yo fui para ellos como un padre que estrecha a su criatura y se inclina hacia ella para darle de comer. Mi corazón se conmueve dentro de mí y se inflama toda mi compasión”. Hagamos nuestras estas palabras y sintamos este amor inconmensurable de Jesús. Contemplemos ese corazón traspasado del que brota sangre y agua, traspasado por nuestro amor. Y, siguiendo el ejemplo de Jesús, después de haber experimentado su amor, cumplamos su mandamiento: “amad como yo os he amado… en esto conocerán que sois mis discípulos”.

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