Consistía en una comitiva formada por chicos jóvenes del lugar, provistos de palos, cestas, sacos… que recorrían al anochecer una por una las casas de los vecinos pidiendo aguinaldos a cambio de los cantos que entonaban que variaban según la época del año ( había marzas de Nochebuena, Año Nuevo, Reyes y Pascua.
Era costumbre dirigirse a los dueños de la casa antes de empezar con la frase: ¿Cantamos o rezamos? por si en la casa se estaba de luto. A la hora de la despedida, si los dueños habían sido dadivosos, se les daba el “buen dao”. Para los más huraños o tacaños, existían las mar- zas “rutonas” o de “ruimbraga”:
Estas Puertas son de alambre / aquí vive el Rey del hambre / que nos niega el aguinaldo / y de señor hace alarde.
Cantos de las tradicionales Marzas:
Marzo florecido / seas bienvenido. / Florecido marzo / seas bienllega- do. / A esta casa honrada / señores llegamos / si nos dan licencia / las marzas cantamos. / ¿Si la cantaremos / o las rezaremos? / mas con su licencia / cantarlas queremos. / Escuchen y atiendan / nobles caballeros / y oirán las marzas / completas, de nuevo, / que a cantar- las vienen / los lindos marceros / en primera edad / y en sus años tiernos / como las cantaron / sus padres y abuelos / y hacemos lo mismo / para no ser menos. / Y a lo que venimos / “pa” no ser mo- lestos / no es a traer / y así llevaremos / de lo que nos dieren: / to- rreznos y huevos, / nueces y castañas / y también dinero / para en- trar un trago / porque el tabernero / no nos acredita / si no lo te- nemos. / Que es descortesía / y es desobediencia / en casa de no- bles / cantar sin licencia. / Si nos dan licencia / señor, cantaremos. / Con mucha prudencia / las marzas diremos / Quédense con Dios / vi- van muchos años / y también nosotros / los que las cantamos / Mar- zo florecido / seas bienvenido. / Florecido marzo / seas bienllegado.
Aunque gran parte de esta ancestral fiesta se ha perdido aún podemos encontrar jóvenes que salen a cantar las marzas. En el valle de Soba, los marceros ataviados con pieles de oveja y cencerros de diver- sos tamaños eran acompañados durante la Pascua por el zarramasquero, un joven enmascarado con ramaje y careta de piel de oveja que porta un ramo de acebo.
También celebran las marzas Torrelavega, Polanco, Piélagos y otras muchas locali- dades cántabras. En Reinosa se celebra desde hace más de treinta años el único concurso de marzas de nuestra región.