Situado en el solar que actualmente ocupa la casa consistorial, el complejo medieval se alzaba fuera de los muros de la villa y fue renovado y sustituido, en las primeras décadas del siglo XVII, por una nueva fábrica de estilo clasicista cuyas trazas se atribuyen al maestro trasmerano Juan de Naveda.
En el siglo XIX, el convento fue desamortizado y a finales de esta centuria se diseñaron (1897) y construyeron, sobre los terrenos parcelados que ocuparan el claustro y las demás dependencias, el ayuntamiento -proyecto de Julio María Martínez Zapata, segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes- y el mercado de la Plaza de la Esperanza -proyecto de Eduardo Reynals y Toledo y Juan Moya e Idígoras-. La iglesia clasicista de San Francisco permaneció en pie hasta 1936, cayendo en el marco de un plan urbanístico promovido por el entonces alcalde Ernesto Castillo Bordenabe. El solar obtenido fue utilizado para ampliar el ayuntamiento merced a la edificación de un cuerpo gemelo.
Fuente: El Diario MOntañés y Fusiones Temporales