Sixto Obrador Alcalde, el santanderino pionero de la neurología española

Natural de Santander, Sixto Obrador hizo la carrera de Medicina en Madrid y realizó prácticas en el Instituto Ramón y Cajal. En 1934 obtuvo una pensión de la Junta para Ampliación de Estudios y se fue a hacer la tesis doctoral a la Universidad de Oxford, junto al profesor Sir Charles Sherrington Su formación se completó con estancias y viajes por clínicas neuroquirúrgicas de Estados Unidos Francia, Alemania, América Latina, Suecia, Italia y Suiza.El doctor Obrador trabajó durante más de 35 años como neurocirujano y ostentó diversos cargos, como jefe de los Servicios de Neurocirugía del Instituto Nacional del Cáncer, de la Beneficiencia General del Estado y del Instituto de Investigaciones Clínicas y Médicas del profesor Jiménez Díaz, además de ser fundador junto con el doctor Ley Gracia, del primer instituto de Neurocirugía madrileño. Además, perteneció al equipo médico habitual del anterior jefe del Estado. En la actualidad era jefe del Departamento de Neurocirugía del centro de especialidades médicas Ramón y Cajal, de la Seguridad Social. «He puesto mucha ilusión en este centro, incluso en el matiz de que fuera denominado Ramón y Cajal -explicó-, ya que ha sido la personalidad más destacada de la medicina española, sobre todo, en relación con las disciplinas neurológicas.» Asimismo desempeñaba la cátedra de Patología Neuroquirúrgica en la facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid.El doctor Obrador era partidario de una investigación coordinada para lo que pretendía contar con la colaboración directa de neurofisiólogos, neuropatólogos, neuroquímicos, neurólogos, psiquiatras, psicólogos y neuroanestesistas entre otros especialistas médicos.El lema del neurocirujano  era que todo enfermo del sistema nervioso debe tener en España una buena asistencia neurológica y neuroquirúrgica especializada. Pese a que el aproximadamente centenar de neurocirujanos españoles son discípulos suyos, el doctor Obrador había dicho: «Siempre es necesario tener presente en nuestra labor la humildad e insignificancia de la propia obra. Apenas representa un corto y efímero eslabón de contacto entre pasadas y futuras generaciones. Estamos obligados a crear en todo momento el clima y el ambiente adecuados para el desarrollo futuro de nuestras disciplinas. Por esta razón he consumido mucho tiempo en la enseñanza y divulgación para los médicos.»http://elpais.com/diario/1978/04/28/sociedad/262562416_850215.html
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