Lo que, en fin, caracteriza y define más completamente al “hijo de Santander”, hasta constituirle en variedad étnica independiente, es la altísima idea que tiene de ser dignidad ciudadana; la convicción de que pertenece a una casta
privilegiada, como la de los ciudadanos romanos en los días de César; la creencia firmísima de que esta superioridad es reconocida y confesada por toda la redondez de la tierra.
Memorias de uno a quien no sucedió nada
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