El Hospital de San Rafael «en las Calzadas Altas» es hoy uno de los edificios conservados más antiguos de Santander. El proyecto, promovido por D. Rafael Menéndez Luarca, Obispo de la Diócesis, fue realizado por el arquitecto municipal D. José Alday Fernández, con el objeto de reemplazar el viejo Hospital de la Misericordia ubicado en la Cuesta del Hospital. En la actualidad ubica la Asamblea Regional de Cantabria.
La fundación del edificio, 12 de Enero de 1791, supuso el inicio de unas obras que debieron ser rápidas por la escasez de recursos económicos con que contaba el Obispo, ya que el primer domingo de Junio del mismo año se procedió a la inauguración oficial. Años más tarde, reformas y ampliaciones permitieron aumentar la capacidad del edificio.
El resultado es una construcción de tipo clasicista, de planta cuadrangular, que se articula en cuatro crujías en torno a un patio central. La planta baja presenta soportales de arcos y pilastras, mientras en la planta superior se disponen huecos adintelados de diversos tamaños. La fachada principal es de sillería, con nueve arcos que forman un soportal. El edificio funcionó primero como hospital, hospicio, casa de maternidad o de pobres, y finalmente como centro clínico asistencial. Llegó a tener 200 camas, y desde 1847 fue regentado por las Hermanas de la Caridad. En dos momentos el Hospital fue especialmente importante para Santander: con motivo de la Guerra de la Independencia a comienzos del siglo XIX, y de la explosión del barco “El Machichaco” en 1893.
En 1928 el Hospital de San Rafael fue cerrado, quedando el edificio sin uso, ya que, “a las afueras de la ciudad”, se había empezado a construir la Casa de Salud Valdecilla.
En 1982 la Asamblea Regional de Cantabria organizó un concurso de anteproyectos para rehabilitar el edificio y convertirlo en su sede permanente. Entre 112 trabajos es elegido el de los arquitectos José Manuel Sanz y Juan López-Riobóo, quienes acometen una restauración (1984) que ha sido reconocida y galardonada con varios premios, entre los que destaca el Diploma de Mérito del Premio Europa Nostra 1987 para la protección del patrimonio arquitectónico y natural europeo.
A pesar de la ruina del edificio, la restauración, basada en un respeto a las estructuras y características de la construcción, adaptó con éxito los espacios a los nuevos usos. Así, cabe destacar la cubierta acristalada del patio, la solución dada al antiguo aljibe que suministraba agua al hospital (hoy una sala de estar) y el espacio destinado a Sala de Sesiones.
Fuente:El Diario Montañés