La intervención montañesa en la reconquista de Andalucía es principio del reconocimiento de la pericia de nuestros nautas, de su combatividad, de sus extraordinarias dotes prácticas o científicas en el arte de la navegación v en la organización militar de la marina. Castilla, en realidad, podía contar en lo sucesivo con las flotas cantábricas y con el esfuerzo de los montañeses en la empresa de coronar la reconquista y, por tanto, para la unidad española, pues ya había dicho el rey Alfonso que estimaba «más a propósito para regir las naos a los nacidos en Cantabria» y tanto
que se suceden pluralmente nombres almirantes en los siglos XIII y XIV, como Pedro Lasso de la Vega, «almirante de las naos o del Océano»; Pero y Nuño Díaz de Castañeda; Diego Gutiérrez de Ceballos; Alfonso Ortiz Calderón; Diego Hurtado de Mendoza, señor de la Casa de la Vega; Pero Niño, conde de Buelna, «hijo de un escudero de Santander,
caballero fermoso e blanco de cuerpo, non muy alto nin otrosi pequeño, de buen talle, las espaldas anchas, los pechos altos… de graciosa e alta voz y muy donoso en decires» y de quien se afirmó que «marino de su clase quizá no hay otro de su edad». Almirantes de Castilla, fundadores de la marina de guerra, en esta costa.