El nombre de éste barrio de pescadores por excelencia fue tomado por haberse declarado Ciudad Santa a Tetuán, ciudad del norte de África, en la campaña del mismo nombre en el año 1862. Esta calle estaba formada por casas de poca altura, típicas de la época, la más alta de cinco plantas; en casi todos los pisos había un largo y pesado remo en el balcón, pues cuando aquello cada marinero tenía su remo particular que llevaba consigo al barco en el que anduviera; los remos se componen de la pala, la caña, el luchadero, que es la parte que con el estrobo se sujeta al tolete, y el guión, que es por donde se empuña.
En los bajos de las casas estaban las viviendas con un par de pequeñucas habitaciones que llamábamos bodegas; la entrada estaba formada por una puerta batiente a la altura de la calle y por dos contraventanas que, al abrirlas, dejaban al descubierto las “alcobas” particulares.
Kalín Ochoa,El Puertochico que yo conocí