29 de junio de 1755. La antigua villa alcanza plenitud de derechos y va directamente hacia su desenvolvimiento económico. Aquella fecha había de marcar el punto de partida del progreso efectivo de la ciudad, que ha de cuidar su puerto, que ha de derribar sus murallas, que ha de buscar expansión a su caserío; creará instituciones, impulsará sus grandes obras de reforma urbana y habilitará su hermosa bahía para el tráfico progresivo con América.
El municipio santanderino publica, en 8 de marzo de 1787, el Reglamento de bases para la subasta de los servicios de alumbrado y limpieza pública, primera noticia que se tiene de una reglamentación de los servicios de buena policía en la nueva ciudad.
Un hecho se produjo, de influencia decisiva para el desarrollo de las actividades mercantiles santanderinas: la creación del Consulado Marítimo y Terrestre, por Real Cédula de 29 de noviembre de 1785: pone fin, esta nueva estructuración, a la prohibición que existía sobre el puerto santanderino de todo comercio con América.