Manuel Francisco de Cevallos Guerra nació en San Felices de Buelna en 1750. Era hijo de don Francisco Xavier Cevallos y Cevallos y de doña Margarita Guerra de la Vega y Peredo, señora de la casa de Guerra de Ibio. Se casó con doña María Aramburu, condesa de Villafuerte. Fue cruzado Caballero de Calatrava en 1790 cuando era capitán de Granaderos. También fue, entre otros cargos, gentilhombre de cámara del Rey, coronel de Infantería y prior del Real Consulado de Santander.
Transcurría el año 1789 cuando don Manuel Francisco de Cevallos Guerra, conde de Villafuerte1, es elegido regidor de la ciudad. Villafuerte, desde mucho tiempo antes de ser elegido regidor, además de en la Corte, también gustaba de participar en los asuntos municipales. Hizo sugerencias de todo tipo, como dividir la ciudad en sectores para todo lo relacionado con la limpieza y el alumbrado públicos y trazó un plan para establecer una escuela de obstetricia. Una vez elegido regidor, Villafuerte establece unas normas para elegir los cargos públicos, presenta un nuevo plan sobre los empleados municipales (número, vestuario, retribución, etc.), compró en Inglaterra mangueras y cubos para apagar incendios, aprobó el reglamento de la limpieza pública, etc., etc.
Villafuerte dio a la ciudad una fisonomía moderna, desechó viejas costumbres, transformó las rutinarias regalías en derechos y prerrogativas más en consonancia con los nuevos tiempos y dejó una población bien organizada hasta donde pudo hacerlo.
Fuente: “Santander. Biografía de una ciudad”, capítulo V, de José Simón Cabarga. Centro de Estudios Montañeses (1954).