Zacarías, el Rey del Mondongo…

Zacarías, dedicó toda su vida a recoger basuras y desperdicios. Tanto que le declararon públicamente ‘rey del Mondongo’. Pero su mayor fama le llegó por prodigarse en el arte del discurso, subido a cualquier improvisada tarima, y con una sucesión de frases incoherentes y dichos maldichos
Zacarías era un personaje popular de Santander de principios del siglo 20, corto de estatura e inteligencia, no agraciado con el don de un rostro bello y con un andar poco rítmico por culpa de un accidente. Su oficio era el de la limpieza pública, tenía encomendado además el trabajo de recolectar desperdicios para alimentar un cerdo que rifaban todos los años las monjas del Hospital de San Rafael con fines benéficos. Ésta actividad la realizaba con tanto ahínco que era conocido como “el rey del mondongo” en su tercera ocupación, la de los ratos libres: lanzaba discursos incoherentes subido a cualquier banco o en una tribuna improvisada. Prodigaba el arte del discurso público. Narrador de diatribas imposiblesrapsoda de dichos maldichos y mediasverdades amontonadas.

Sus espectadores eran paseantes y principalmente niños que la tomaban con él. Los periódicos de entonces salieron al paso para que no maltrataran con demasiada saña al pobre hombre.

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