Una parte de los pescadores santanderinos vivía en la Calle Alta y otra, más numerosa, en las de la Mar, del Medio y del Arrabal. Al pie del paredón los callealteros disponían del muelle del Dueso, construido de piedra sillería y a su costa en 1629. Los otros tenían los barcos en un varadero cuyas orillas llegaban hasta la misma puerta de las casas
en la calle de la Mar. Una desavenencia entre estos dos grupos dio lugar a la escisión en 1756 formándose entonces un Cabildo de Arriba, bajo la protección de San Pedro, y otro de Abajo, cuyos Patronos eran los Santos Mártires Emeterio y Celedonio, que mantendrían siempre una gran rivalidad.
Después de un incendio que destruyó la calle de la Mar sus habitantes tuvieron que desplazarse a otros lugares y amarrar los barcos en el muelle del Cai y en la Dársena Chica. Sin embargo, hacia 1765 el Cai se unió con el extremo del Muelle largo y se construyeron después las cinco primeras casas del Muelle a partir de donde está hoy la Delegación de Hacienda, en el espacio de la antigua Aduana.
En 1844 estaba en pie una capilla dedicada a los Mártires en la calle de Tumbatrés y los del Cabildo de Abajo tuvieron sus barcos en la Dársena hasta que se rellenó en 1866. En compensación, construyeron para ellos el Puertochico, que era una dársena cerrada por escollera y ocupaba el espacio comprendido hoy entre la última casa del Muelle y el Club Marítimo. Este puerto quedó cubierto por la arena en poco tiempo y los barcos acabaron en la nueva dársena de Molnedo (llamada impropiamente Puertochico), hecha a finales del XIX.
Los pescadores pasaban la mayor parte de su vida en la mar y sus mujeres en la calle con lo que los barrios y las casas en que vivían presentaban un aspecto destartalado y sucio.