En el siglo XVII, a partir de 1630, Santander era una concentración de armadas reales, por lo que se levantó un hospital para atender a los soldados y marineros enfermos a medio camino entre la calle Fueradelapuerta y Becedo, actual plaza del Ayuntamiento. Ese sanatorio, que se denominó Hospital de la Misericordia, dio el nombre a la calle Cuesta del Hospital.