…había una casa de armoniosa apariencia, que más parecía villa de recreo, a no denunciar su servidumbre industrial un almacén de vinos, el de Aizcorbe, propietario de la finca. Las noches de verano, Aizcorbe, muy apersonado y en el que nada delataba a un almacenista de vinos,por su aire y pulcritud, abría los balcones, y dentro, en una salita bien iluminada y decorada con los caprichos modernistas de la época, Aizcorbe, envuelto en elegante batín de seda, accionaba una pianola “Aeolian” con el mismo empaque y .suspensión del ánimo que lo haría el propio Rubinstein ante un Pleyel.
Entonces estaba de moda el cuplé, y la pianola devanaba sus rollos punteados con las músicas ligeras de más éxito
en su tiempo ; por ejemplo, la del “Manolo, Manolo, qué has hecho de mis quereres … “, que en la pianola adquiría unapetulante fascinación de aria de ópera; o el popularísimo “Ramón del alma mía, del alma mía Ramón, si te hubieras casado cuando te lo dije yo!”. La sencilla vecindad agradecía a Aizcorbe aquellos conciertos que llenaban
hasta de romanticismo las noches apacibles de la calle “San José”.
José Simón Cabarga