El maestro Flórez afirma en la España Sagrada: «Estos buenos estatutos, costumbres y privilegios de la iglesia de Santander la hicieron muy sobresaliente, por la gran jurisdicción que tenían los abades, la cual era eclesiástica, civil y criminal, con señorío de la villa y lugares de la Abadía, poniendo ,alcalde mayor, merino, escribano y ministro ,de jusucia, cárcel y prisiones en los lugares de su jurisdicción y juntamente tenían la prerrogativa de nombrar y conferir las prebendas de su iglesia con los demás beneficios que le
estaban anejos; y esta gran autoridad, junta con los emolumentos de sus rentas, movía a que pretendiesen la Abadía las personas más distinguidas, sin exceptuar las reales, como prueba el infante Don Sancho, hijo de San Fernando, que fué abad de Santander.
José Simón Cabarga