Darío de Diez Limiñana falleció en Madrid,el 14 de Diciembre de 1924 a los cuarenta y cuatro años de edad. Había nacido en Santander en 1880,hijo de un general del ejercito (Juan Jesús de Diez Vicario). Sin llegar a ser una figura relevante en el toreo, el finado llegó a ser un matador de novillos no despreciable, ofreciendo el caso raro de sentir el gusanillo del toreo apenas sin preparación para ello.Vio a Guerrita en la famosa corrida de “El Imparcial”, y soñando con imitarle, alimentando, por lo menos, tales deseos, abandonó sus estudios, en los que había conseguido notas sobresalientes, y se inscribió en una escuela taurina que en Carabanchel dirijia el antiguo matador de toros Valdemoro. Apenas recibidas las primeras lecciones actuó de banderillero y peón, siendo una de sus suertes favoritas el salto de la garrocha, que una vez realizó en Chinchón utilizando la galga de un carro.
Queriendo ir más allá comenzó a matar novillos en unión de Juan Pedro Esteras y Platerito, y logró sus anhelos de actuar en la plaza madrileña el 21 de mayo do 1902, matando un novillo de Veragua, donde desplegó su muleta en la que se pudo ver escrito “Viva el Rey” (Tal fiesta se dio festejando la coronación de Alfonso XIII).
El mismo año, 23 de noviembre, fue su verdadero debut, alternando con Anastasio Castilla en la lidia de unos novillos de Patricio Sanz y Filiberto Mira. Se retiró con 34 años,convencido de que no conseguiría lo que soñó, y duramente castigado por los toros consiguiendo un trabajo en las oficinas del Matadero de Madrid. Tuvo percances en Madrid el 17 de mayo de 1904 un toro de Hernán le ocasionó una terrible cornada que le tuvo entre la vida y la muerte. Con él alternaron aquella tarde Segurita y Rerre Zaragoza, 28 de junio de 1908. Un cornúpeto de Coruche le hirió de consideración en un muslo, actuando en compañía de Chiquito de Begoña ,y Reverte II. Tetuán, 18 de abril y 11 de julio de 1909, respectivamente le cogieron una res de Tabernero y otra de Sanz, las que le hirieron en la region glutea y en un brazo.Santander, 20 de Abril de 1913 un bicho de Angoso le causo una profunda herida en la pierna.
En un rasgo de valentía generosa salvó de la muerte, en el incendio del teatro El dorado, a una señora impedida y a dos niños. La primera, agradecida, cuando Darío fue gravemente herido por el toro de Hernán, a diario fué a su casa a, visitarle, llevándole un puñado de claveles. Por tal acto se le concedió a Limiñana la cruz de Beneficencia de segunda clase. Su hermano, Tomas, también fue novillero anunciándose como “Limiñana chico”. En 1915 aparece una reseña en el diario “La Vanguardia” en la que se señala que Dario Diez Limiñana golpeó con saña al redactor del diario republicano de Cantabria por no parecerle y sentirse ofendido en unos comentarios que hizo relativos a una novillada celebrada en Santander.
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