A consecuencia de la guerra de 1794 contra la República francesa y desbordando con mucho los límites de la población se hizo el camino del Alta para comunicar entre sí los fuertes construidos en él para que la artillería circulase desde Liencres a la península de la Magdalena. El mismo propósito estratégico tuvieron la apertura del Paseo con Miranda y el de la Cuesta de la Atalaya para subir al Alta. La primera guerra carlista perjudicó notablemente las actividades comerciales en el Mediterráneo y en las Vascongadas pero no afectó a Santander, donde se establecieron muchos negociantes.