En la clase marinera o pescadora (la pobreza) se nota más que en otras clases pobres. Apenas amanece salen a la mar: sus mujeres a la plaza a revender, o al muelle a servir a quien las busque para conducir carbón u otras cosas: sus hijos a la calle medio desnudos. Al anochecer se reúnen el primero lleno de sudor, la segunda cubierta de suciedad, y lo mismo los terceros. Las redes húmedas y con residuos de la pesca duermen con ellos en un pequeño recinto. Así, no es extraño que haya en tales casas mayor mortalidad que en las de los artesanos. labradores».