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La Abadía de Vadstena en Linköping, Suecia

Abadía de Vadstena, Linköping,Suecia

La Abadía de Vadstena es la Casa Madre de la Orden del Santísimo Salvador, situada en el Lago Wetter, en la Diócesis de Linköping, en Suecia. Aunque la abadía se fundó en 1346 por Santa Brígida con la ayuda del rey Magno II y de la reina Blanca de Namur, Santa Catalina, al llegar allí el año 1374, con las reliquias de su madre Santa Brígida, tan sólo encuentra a unos pocos novicios bajo un superior Agustino. Escogieron Santa Catalina como su abadesa. Murió en 1381, y no fue hasta 1384 cuando la abadía fue bendecida por el Obispo de Linköping. La canonización de Santa Brígida en 1391 y el traslado de sus reliquias el año 1394 contribuyeron a la fama y opulencia de la abadía. En 1400 Eric de Pomerania fue investido en Vadstena por su tía, la Reina Margarita, con todos los derechos reales sobre Dinamarca, Noruega, y Suecia. La literatura de la orden consistió principalmente en traducciones al sueco de porciones de la Biblia o de las historias de los santos. Tales escritos tal y como eran, por ser artísticos, fueron publicados por la Sociedad de Textos Antiguos Suecos (Svenska Fornskrift-Sällskap) de Stockholm. De estos autores los escritos más conocidos que pertenecen a Vadstena, son quizás de Margarita Clausdotter, abadesa (1473 – 1496), autor de un trabajo acerca de la familia de Santa Brígida (impreso en “Scriptores Rerum Svecicarum”, tomo III, I, 207-16), y Nicolás Ragvaldi, monje y confesor general (1476-1514), quién escribió varios trabajos. Cuando éste se murió, el fin de la abadía estaba muy cercano. Fue saqueada por Gustavo Vasa en 1523, y perdió la mayoría de sus tierras aproximadamente en 1527. En 1540 la parte mayor parte de los libros y riquezas le fueron arrebatadas. La pequeña comunidad se aguantó en ella a pesar de la persecución religiosa. Juan III (1569-1592) restauró y enriqueció la abadía, y Possevin, como legado papal, la reformó en el año 1580. En 1594 fue tomada y destruida por Carlos, Duque de Sudermanland, el futuro Carlos IX. La abadesa, Catalina Olofsdotter, y la mayoría de las monjas, se refugiaron en el convento de la orden en Danzig. Hoy tan sólo permanece la sala capitular y unas pocas celdas del convento de las hermanas, formando parte de un asilo de dementes. Un hospital general ocupa el lugar del convento de los hermanos. La iglesia de la abadía se mantiene en pié; contiene algunos recuerdos de Santa Brígida.
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