Son construcciones sobre pilares en el agua que fueron adoptados en Ancud, Quemchi, Castro, Chonchi y otros puertos del archipiélago de Chiloé, en Chile, para un mejor aprovechamiento de la ribera durante la fuerte expansión comercial del siglo XIX.La vivienda desarrolla sus dominios en profundidad y de manera concentrada. Comparte dos frentes: hacia la calle urbana, que se relaciona directamente por un puente; hacia el canal, en que se dan dos niveles: una terraza superior que hace las veces de patio, y un nivel inferior – que es regido por el ritmo de las seis horas de las mareas – en donde se hacen las faenas marítimas domésticas.Los isleños encuentran en ellos refugio para la humedad y, al mismo tiempo, la vital cercanía al mar. Es así como en la ciudad de Castro, los bordes marinos de las calles Pedro Montt y Aguirre Cerda, lucen los palafitos y sus fuertes pilotes de madera, los cuales representan la manifestación más austral del mundo de la arquitectura del bordemar.