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Silió prepara ya el izado de la Maya

Los vecinos de Silió escogieron, talaron y bajaron del monte Canales los dos robles que darán forma a la Maya, que se izará en la plaza principal del pueblo la noche previa a Santiago. Se preparan así para cumplir con una antigua tradición que consiste en poner de pie esos dos troncos unidos, de casi 30 metros de largo, a golpe de riñón.

Para ello, como dice la tradición, los más experimentados vecinos habían señalado los días previos algunos de los árboles más rectos, para la posterior elección definitiva de dos de ellos: uno fuerte para la base, de unos 15 meros de largo, que da el nombre a la tradición, la ‘maya’. Otro, igual de recto pero más joven, de unos 12 ó 13 metros que se denomina la ‘añadición’.

Una vez elegidos los dos troncos, el siguiente paso fue talarlos y llevarlos a la plaza de Santiago, donde esta semana, desde hoy mismo, se limpiarán, se labrarán y se unirán sin aditamentos modernos.

Después, la base del gran tronco se acerca a un entramado metálico fijado al suelo que servirá como eje para izar la Maya completa.

Dos de los vecinos con más experiencia, Joaquín Fernández Diego y Alberto Villegas, los dos concejales del Ayuntamiento de Molledo y miembros de la Junta Vecinal de Silió, se ocuparán de todo eso. Incluso de preparar las cuerdas y poleas que ayudarán a los mozos a poner en pie la Maya.

El 24 de julio

A las ocho de la tarde del 24 de julio, domingo, los vecinos, mayores, jóvenes y pequeños, se unen para dar forma a un entramado escénico que recuerda la actividad maderera de la zona hace siglos, con reminiscencias a la mitología propia de la comarca, a la fertilidad, al poder de la tierra y de lo que en ella se planta mirando al cielo.

Los más fuertes comenzarán a tirar de riñón y brazo y, poco a poco, irán levantando la Maya, a pulso. Primero desde el suelo, luego subiéndose a andamios de madera a la antigua usanza. Y sin descanso. Al cabo de unas dos horas lograrán izar al completo esos dos troncos y sonarán los aplausos de un público hasta ese momento absorto en el enorme esfuerzo que realizarán unos 30 ó 40 hombres y cada año más numeroso.
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