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1895: Benito Pérez Galdós en el interior de su finca San Quintín de Santander

BENITO MADARIAGA DE LA CAMPA/El Diario Montañés
 Todavía hay personas que preguntan por ‘San Quintín’, la casa del autor de Los Episodios Nacionales donde veraneó y pasó grandes temporadas. Era la casa de una ‘gloria nacional’, el escritor amigo de Pereda y de Menéndez Pelayo. En su interior, decorado con el mayor gusto, se conservaban cuadros de sus amigos, epistolarios, fotografías dedicadas, la biblioteca, los manuscritos de sus obras, sus recuerdos personales, etc. La casa la empezó a construir, tras haber comprado el terreno al marqués de Robrero, en lo que hoy es la calle que lleva su nombre. Tenía un pequeño jardín donde el escritor descansaba, contemplaba la bahía y recibía a sus amigos. Se inauguró oficialmente en 1893, el año de la explosión del ‘Cabo Machichaco’, catástrofe sobre la que escribió dos puntuales artículos. La casa significó un enorme esfuerzo económico para el escritor, siempre empeñado y en manos de los prestamistas. Antes de morir quiso venderla, pero las cosas se fueron demorando y Santander esperaba que el dinero lo pusiera algún indiano o se hiciera una suscripción nacional. ‘San Quintín’ tuvo algunos valedores, entre otros, Juan José Ruano y Miguel Artigas, que se percataron de la importancia de aquella casa museo que se pensó podría servir de centro de estudios literarios o de biblioteca, al estilo de la de Menéndez Pelayo. Lo más valioso era la casa y los manuscritos. Su contenido, incluida la casa, se tasó en 245.000 pesetas, que era entonces bastante dinero. En 1931 el alcalde López Dóriga constituyó un Patronato, pero las instituciones no tenían dinero, sino buenos propósitos. El Ministerio de Instrucción Pública aceptó el acuerdo de la familia de Galdós, pero éste quedó olvidado al inicio de la Guerra Civil y no se concretó el proyecto. A continuación, Galdós y ‘San Quintín’ dejaron de interesar al nuevo gobierno y, ya cansada la familia, la finca y la casa se vendieron a un particular; pero no el mobiliario, los libros y manuscritos de Galdós que se dispersaron en una buena parte. El resto pasó al Cabildo Insular de Gran Canaria, donde afortunadamente el 20 de mayo de 1964 se inauguraba, no sin dificultades, la Casa Museo de Pérez Galdós en su ciudad natal.
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