El diario ABC del 28 de septiembre de 1912 la retrata así:
Vive en Santander una pescadera de setenta años de edad, llamada Paula
Polidura,que tiene su puesto en el mercado, y que había sido siempre conocida por sus entusiasmos dinásticos, manifestados en ocasión de las
visitas que hicieron a la capital santanderina la Reina doña Isabel y los Reyes don Alfonso XII y D. Alfonso XIII… .
Se enteró Paula en Santander de la muerte de la infanta doña María Teresa, y sin escuchar más voz que la de “su leal corazón”, tomó el tren y fue a El Escorial, para asistir a los funerales de la infanta, y ayer vino á Madrid deseosa de dar el pésame á los Reyes.
Supiéronlo SSMM y en el acto accedieron a ello, recibiendo a la pobre ancia-
na en la intimidad más absoluta D. Alfonso, su augusta esposa y la Reina doña María Cristina…
La escena fue conmovedora y edificante.Paula Polidura, que llegó decidida á expresar sus sentimientos, no pudo articular palabra, y rendida por la emoción, cayó de hinojos, llorando con desconsuelo.
No corrieron solas sus lágrimas en la regía estancia, y el Rey para evitar la triste escena que se produjo, alzó á la anciana montañesa.
Al terminar la entrevista, los Reyes autorizaron a Paula Polidura a que asista
hoy a la misa de diez y media que se ha de decir en el palacio de la Cuesta dé la Vega, y dieron orden de que se atendiese solícitamente a la viejecita, sirviéndosela un almuerzo en la Inspección.
Seguramente que en el ánimo conturbado de los Reyes, ha sido esta prueba de dolor de una persona humilde un lenitivo más confortador que los pésames de protocolo y oficiales.