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CANTABRIA Y SANTANDER EN EL RECUERDO
Es José María de Pereda en su novela Sotileza ,quién nos hace un retrato de los prácticos del puerto.
Así podemos leer.
Yo no sé qué demonio tenía la mar para aquel muchacho; parecía de la naturaleza de los perros de lanas: en cuanto la veía, ya estaba buscando un pretexto para arrojarse a ella.
Conocía las corrientes, las puntas de arena y todos los misterios de la bahía, como el mejor práctico, y había corrido en ella cuantos riesgos y temporales pueden correrse por nieblas, varaduras y vientos desencadenados…
En fin, que se la sabía de memoria.
Entróle comezón de ir aprendiendo algo de mar afuera, y para lograrlo no desperdiciaba ocasión. La primera se la ofreció la casualidad.
Las lanchas de práctico no tienen tripulantes fijos, y se echa mano de los primeros que se presentan.
La remuneración es tal cual. Por un limonaje a un barco que pase de ciento cincuenta toneladas, se le cobran doscientos veinte reales, de los cuales ciento son para el práctico, soldada y media para la lancha, y el resto para repartir entre los marineros.
Cada día entran dos prácticos de servicio, los cuales deben estar, una hora antes de amanecer, en la boca del puerto, y no pueden retirarse hasta otra hora después de anochecido.
Si el servicio de estas lanchas no alcanza, avisa el práctico mayor, para los casos extraordinarios, al patrón o a los patrones que se necesiten, por riguroso turno.
Curiosa descripción que se puede leer en el capítulo XIII, en las páginas 109-110.
En 1588, es conocida en la historia de los prácticos de Santander, el relato sobre la arribada a la bahía de Santander de los restos maltrechos y derrotados por las galernas, de la formidable Armada oficialmente nombrada, Grande y Felicísima Armada, aunque más conocida por La Invencible, al mando del Duque de Medina Sidonia, en calidad de Almirante, -el cual fue así designado tras la muerte repentina de Álvaro de Bazán, aunque personalmente ya en Lisboa, antes de la partida, quiso ser relevado por creer que no era empresa de su competencia-, cuando tal duque mandó al Rey el 21 de septiembre, un comunicando de su arribada, y desembarco, (tan pronto tuvo practico a bordo), y en la cual se remarca que dejó a Diego Flores en el galeón con los pilotos de la tierra, junto con las pinazas que ejecutarían el atoaje necesario para dejarlo en buen y seguro tenedero; informe que días más tarde, dio lugar a un documento de contestación de Felipe II con fecha de 28 de septiembre, en el cual se establecía de facto, que todos los buques que regresasen de esta armada, tomasen piloto práctico para que le ayude a su entrada, para ello lo ordenaba en estos términos:
…y ordenéis que se tenga particular cuidado en todos los lugares de la costa de descubrir la mar, poniendo fanales de noche en las partes que convenga para que, guiándose por ellos, puedan tomar puerto, y que con ello, haya pilotos prácticos con navíos ligeros y bien en orden, que salgan a ayudarles.
Volviendo a la contundente obligatoriedad establecida en 1737 para el puerto de Bilbao, fue esta propagándose hacia los principales puertos españoles, tal como recoge la Real Orden de 20 de octubre de 1832, siendo Ministro de Marina el Excmo. Sr. D. Javier Ulloa, clasificando los puertos españoles en donde el practicaje de entrada es obligatorio.
Fueron estos: Arosa, Muros, Corcubión, Camariñas, Coruña, Ferrol, Cedeira, Vivero, Ribadeo, Pravia, Avilés, Gijón, Villaviciosa, Ribadesella, San Martín de Arenas, Santander, Santoña, Bilbao, San Sebastián, Pasaje, Fueterrabía, Cádiz, Barcelona, y Málaga.
En la misma R.O. también se establecía como regla general, que ninguna embarcación estará obligada a tomar practico para cambiar de fondeadero, excepto en el puerto de Santander por su difícil entrada.
En 1882 existían en la bahía ocho boyas-balizas de la Junta que señalan el derrotero de los buques dentro del puerto. Útiles para el practicaje diurno.
Para las luminosas se tuvo que esperar a un proyecto de 1906 cuando se encargó el estudio del balizamiento general del puerto: cuatro boyas para indicar la entrada a la bahía.
Aprobado por R. D. de 5 de junio de 1907, incluía la adquisición de cuatro boyas y una más de repuesto, y la construcción de una fábrica de gas que las alimentara. Estaban en servicio el 14 de mayo de 1908.
El 2 de septiembre de 1918 se aprobó el presupuesto del proyecto ‘Reformado adicional al de alumbrado y conservación de boyas y balizas’.
Los prácticos completaban sus servicios.
Era posible el trabajo nocturno pero la Corporación se transformaría con el relevo paulatino de los patrones por capitanes de la Marina Mercante.
Esta transición se inició en el año 1909.
Las Primeras referencias al “PILOTAJE” escritas datan de 1282, “Libre del Consolat de Mar”, en su Capitulo 249.
Pero no es Hasta 1737, en las ordenanzas generales del Consulado de Bilbao (. Cap 24 y 26) Donde se especifican las Obligaciones, Derechos y responsabilidades del LEMANAJE, antigua DESIGNACION del practicaje-PILOTAJE.
El reglamento más antiguo que hay del Puerto de Santander data de 1888, y viene espicificado las condiciones, reponsabilidades, oblligaciones y deberes del servicio.