“Somos huérfanos de la ciudad de donde surgimos, y que guardaba buena parte del código genético de quienes somos”

“El trauma del incendio supuso una cruel y profunda amnesia de la que somos muy poco conscientes, pues no se echa de menos lo que no queda señal de haber perdido. Aún estamos reponiéndonos cultural y socialmente del enorme trauma sufrido por el incendio. Somos huérfanos de la ciudad de donde surgimos, y que guardaba buena parte del código genético de quienes somos”

“…la ciudad había perdido una gran parte de su patrimonio histórico, es decir, habían desaparecido las presencias que atestiguaban su antiguo pasado. Todo centro histórico funciona culturalmente como un archivo de piedra. Cada resto de torre, escudo, iglesia, ruina, fuente o palacio, demanda historias y argumentos que las justifiquen. Perdidas las presencias ya no queda en evidencia la necesidad de memoria. A mayores, los movimientos de tierras y las explanaciones para la nueva urbanización, arrasaron todo posible vestigio arqueológico y ello supuso la destrucción de una trascendental fuente de documentación histórica”.

DOMINGO DE LA LASTRA VALDOR /  ARQUITECTO
El Diario Montañés,14 feb. 2016

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