Pocos minutos después llegó un grupo muy nutrido al edificio de Correos y Telégrafos, y una Comisión, llevando
una bandera roja, subió al primer piso con objeto, de colocar la enseña revolucionaria en el asta donde se iza la bandera nacional.
En unos segundos engrosó la multitud de tal modo que se reunieron en la avenida algo más de un millar de personas.Al izarse la bandera estallaron clamorosas ovaciones y se dieron vivas a la República, que eran contestados con verdadero, frenesí.
El Cantábrico, 15 de abril de 1931