Tal día como hoy en 1897 se estrenaba la zarzuela “La viejecita”

Diego Emilio Fernández Álvarez, http://lazarzuela.webcindario.com

Zarzuela cómica en un acto. Libreto original de Miguel Echegaray. Música de Manuel Fernández Caballero. Estrenada en el Teatro de La Zarzuela de Madrid el 29 de abril de 1897. En esta obra el papel del galán lo representa una mujer, y ese papel fue especialmente cuidado por los autores, representando un enorme triunfo para la soprano Lucrecia Arana.

Elenco del estreno

Carlos: LUCRECIA ARANA, Luisa: CONCEPCIÓN SEGURA, Sir Jorge: JULIÁN ROMEA, Fernando: JOSÉ MONCAYO, Marqués: JOSÉ SIGLER, Don Manuel: JUAN OREJÓN, Federico: SR. PARDO

La obra

La obra obtuvo un gran éxito, contribuyendo a ello los intérpretes, sobre todo la gran Lucrecia Arana, soberbia contralto en palabras de Salvador Valverde y que al decir de Arnau realizó en esta zarzuela la mejor de sus creaciones. Es curioso que en ninguna de las fuentes consultadas se hable para nada de que el artificio teatral clave de la obra: el travestismo llevado a cabo por Carlos, debe estar tomado de la famosa obra de teatro “La tía de Carlos” escrita por Brandon Thomas y estrenada en 1892.

La obra comienza con un breve preludio instrumental, seguido de un marcial coro masculino y de un brindis precioso en tono patriótico “Fuego es el vino del suelo español”. Muy animado también y lleno de gracia burlona es el coro de la invitación “Pobrecito Carlos, duro es el castigo”. Tras una bella mazurca y el elegante schotis llegamos a la canción de la viejecita o del espejo “Al espejo al salir me miré”: el número que hizo mayor impresión entre todos los de la obra. Luego de un académico minué, se canta el dúo de Luisa y Carlos “¡Pobre viejecita! otra de las cúspides de esta joya del género chico.

El compositor

Manuel Fernández Caballero nació en Murcia el 14 de marzo de 1835 y murió en Madrid el 26 de febrero de 1906. Hijo póstumo, fue el menor de dieciocho hermanos. Encauzado en la música desde pequeño, con cinco años empezó a estudiar el violín y otros instrumentos y a los siete años ya tocaba en bandas y orquestas. Su primer maestro fue su cuñado y notable violinista Julian Gil y luego Indalecio Soriano Fuentes. A los 15 años se traslada a Madrid siendo admitido como primer violín de la orquesta del Teatro Real e ingresando en el Conservatorio donde obtuvo el primer premio de composición en 1856. Siguió estudiando con José Vega, Indalecio Soriano, Hilarión Eslava y Pedro Albéniz. A partir de los 18 años fue Director de Orquesta de varios teatros, el de Variedades, Lope de Vega, Circo y Español. En 1853 consigue de Luís de Eguilaz su primer libreto de zarzuela LA VERGONZOSA EN PALACIO, que sin embargo se estrenó con posterioridad a TRES MADRES PARA UNA HIJA, que firmó bajo el seudónimo de Florentino Durillo, precisamente por respeto y consideración a Luís de Eguilaz. Desde entonces son innumerables las zarzuelas que compuso (cerca de 200), alternando este trabajo con la dirección de orquesta, muchas veces en Portugal e Hispanoamérica, llegando a residir 7 años en Cuba. También compuso en abundancia música religiosa, encontrándose entre ella, diversas Misas, Misereres, Salves, Oficios de Difuntos (el primero lo compuso en 1851), Himnos, Letanias, Motetes etc….

Aquejado de cataratas desde 1890 aproximadamente, la última partitura que escribió de su puño y letra fue EL DUO DE LA AFRICANA en 1893, requiriendo desde entonces la ayuda de colaboradores, principalmente su hijo Mario y también la del luego famoso José Serrano que le ayudó en la escritura musical de GIGANTES Y CABEZUDOS. En 1899 y 1902 fue intervenido quirúrgicamente por el Doctor Mansilla batiéndole las cataratas de los ojos derecho e izquierdo respectivamente. Fue persona muy honrada por el público en general y por las Instituciones y así en 1891 fue elegido individuo de la Real Academia de San Fernando, cuyo discurso de ingreso no pudo efectuar hasta el 2 de marzo de 1902 con el sugerente título para nuestro querido género de “Los cantos populares españoles considerados como elemento indispensable para la formación de nuestra nacionalidad musical”; pertenecía a la Orden del Cristo de Portugal y el 22 de enero de 1903 le fue concedida la Gran Cruz de Alfonso XII siéndole regaladas las insignias correspondientes por suscripción popular en Murcia.

Cuenta Arnau que Caballero tenía la costumbre de dirigir los ensayos en el Teatro de la Zarzuela junto a la concha del apuntador, golpeando continuamente con su grueso bastón la tarima del escenario marcando el compás, como se cargó la tarima dos veces, el propietario del teatro colocó en aquel sitio una placa de bronce con la leyenda “A Caballero, sostén de la zarzuela, 1897”, y esto da pie para hacer notar la importancia que para nuestro género tuvo este compositor, en cualquiera de las facetas del mismo, la zarzuela grande hasta la década de los 70 en que entró en crisis y el género chico al que supo no solo adaptarse sino triunfar memorablemente, basta para comprobar la realidad de tal aseveración con releer los títulos compuestos a partir de 1887.

Entre sus zarzuelas detallo sobre todo las muy conocidas por su difusión discográfica, LA MARSELLESA (1876) LOS SOBRINOS DEL CAPITAN GRANT (1877), EL SALTO DEL PASIEGO (1878), CHATEAU MARGAUX (1887), EL DUO DE LA AFRICANA (1893), EL CABO PRIMERO (1895), EL PADRINO DEL NENE (1896), LA VIEJECITA (1897) GIGANTES Y CABEZUDOS y EL SEÑOR JOAQUIN (1898).

El libretista

Miguel Echegaray Eizaguirre nació en Quintanar de la Orden (Toledo) el 29 de septiembre de 1848, en el transcurso de un viaje que hacían sus padres de Madrid a Murcia, y murió en Madrid el 20 de enero de 1927. Hermano de José, premio Nóbel de Literatura en 1904. Se licenció en Filosofía y Letras y Derecho, ejerciendo algún tiempo. Fue Jefe de Administración Civil, secretario de los Ministros de Fomento y Hacienda cuando lo fue su hermano y Diputado a Cortes; dominaba varios idiomas entre ellos el hebreo en el que fue una verdadera notabilidad. Y sobre todo fue escritor más bien de índole festiva y bufa en ocasiones y libretista de zarzuelas. En esta especialidad trabajó con Vives en JUEGOS MALABARES, LA RABALERA, AGUA DE NORIA y EL PRETENDIENTE, con Chapí en LA GITANILLA y EL SOMBRERO DE PLUMAS, con Bretón en EL DOMINGO DE RAMOS, con Nieto en EL CASTILLO, y, sobre todo, con Fernández Caballero en EL DUO DE LA AFRICANA, LA VIEJECITA y GIGANTES Y CABEZUDOS.

Sinopsis

La acción se sitúa a finales de 1812 cuando Inglaterra ayuda a España a ganar la guerra de la Independencia contra Napoleón. En el cuarto de banderas del cuartel, tres oficiales, Fernando, Federico y Carlos, se divierten bebiendo unas botellas de vino. Fernando ha recibido una carta de América con la noticia de que su rica tía, doña Teresa de Argelez y Vargas, regresa a España. En un momento en que Fernando y Carlos se quedan solos, el segundo confiesa al amigo que se ha enamorado de Luisa, la hija de Marqués de Aguilar, quien no tiene el mejor concepto de él por su vida irresponsable. Esa noche hay una fiesta en casa del Marqués y Carlos pretende introducirse en ella para así entrevistarse con la muchacha. A la hora del reparto de las invitaciones para dicha fiesta, Carlos se encuentra excluido, lo cual provoca las burlas de los compañeros. Molesto por ello, Carlos apuesta con ellos a que entrará en la fiesta, abrazará varias veces a Luisa y se batirá en duelo con su prometido que es Federico. Fernando y sir Jorge, capitán del ejército inglés aliado, son los únicos que se ponen de parte de Carlos. Con un apretón de manos se sella la apuesta y se citan todos para esa noche en casa del Marqués de Aguilar. Ya de noche y dentro de un gran salón en la casa del Marqués, este comenta el buen humor que siempre tiene su hermano don Manuel, cuando llega Luisa. Don Manuel sabe que su sobrina no ama a Federico sino a Carlos, poniéndose de su parte y abogando a su favor, algo de lo que no quiere ni oír hablar el Marqués. Luisa defiende la conducta del muchacho a quien ama, achacando esas locuras de juventud a su soledad e inexperiencia. Es tan convincente la defensa que el Marqués está dispuesto a ceder, a condición de que Carlos no haga otra locura más. En esto se anuncia la llegada de doña Teresa de Argelez, que en realidad no es otro que Carlos disfrazado. La Viejecita es recibida con todos los honores, ante la perplejidad de Fernando que no reconoce en ella a su tía. La Viejecita y Fernando bailan. El soldado intenta descubrir su identidad, sin lograrlo, pues continuamente son interrumpidos por algún invitado. Llega el momento del minué y la Viejecita baila con don Manuel, cometiendo un montón de torpezas que ponen en una situación embarazosa a su pareja, llegando a interrumpir la danza. A continuación, la Viejecita se acerca a Luisa y, elogiando su belleza, la abraza repetidamente, mientras sir Jorge cuenta los abrazos. En un momento en que se quedan solos, Carlos descubre a los compañeros su identidad y Federico, al verlo, lo reta a duelo, pero sir Jorge detiene la contienda. Cuando regresa don Manuel, atraído por el alboroto, encuentra a la Viejecita con el sable en la mano, pero Carlos sabe, a tiempo, salvar la situación. A solas con Luisa, Carlos se descubre, lo cual provoca el asombro, seguido de un ligero desmayo de la muchacha. Dado que la Viejecita comienza a despertar sospechas, Fernando propone a Carlos que se marche de la casa, dado que la apuesta ya ha sido ganada. Queda nada más el duelo con Federico. En el instante en que el Marqués le comenta a Fernando las peculiaridades de una tía tan extraña como la suya, reaparece la Viejecita. Carlos en el duelo ha vencido a Federico. La Viejecita se acerca al Marqués, orientando la charla con tal habilidad que logra hacerle confesar que está dispuesto a perdonar a Carlos si éste da pruebas de arrepentimiento y de que ha sentado la cabeza. Carlos, entonces, se horroriza de que pueda descubrirle tras el disfraz. Decide recuperar su apariencia, sin llamar la atención, pero es descubierto por don Manuel que lo persigue por toda la habitación. Poco después, el Marqués pregunta a su hija el porqué de su tristeza. Ella le responde que es debida a que Carlos no está presente en la reunión. En ese momento anuncian la entrada del citado galán. Vestido con su uniforme de húsar, se dirige al Marqués pidiéndole perdón por todos los errores cometidos, disculpas que son aceptadas. Todos los oficiales se despiden, ya que al amanecer vuelven al frente. Carlos promete a Luisa que regresará con vida para casarse con ella.

Índice de escenas

Zarzuela en un acto con los siguientes números musicales:

1. Preludio, introducción “Ya soy dichoso, ya soy feliz” y brindis “Para morir de amor ciego….Fuego es el vino del suelo español”. 2. Coro de la invitación “Pobrecito Carlos, duro es el castigo”. 3. Mazurca “Señor Marqués, de corazón, agradecemos la invitación” y schotis “Los dragones ingleses vienen aquí”. 4. Canción de la viejecita o del espejo “Amigas mías y caballeros…..Al espejo al salir me miré”…..Viejecita que vas al sarao”. 5. Minué “¿Qué es eso? ¿Qué ha sido?”. 6. Dúo de Luisa y Carlos “Pobre viejecita, que delicadita….Mi sobrino Fernando tiene un amigo”. 7. Final.

Personajes

Los principales son:

Carlos: Oficial del ejército, enamorado de Luisa. Mezzosoprano.
Luisa: Sobrina del Marqués y enamorada de Carlos. Soprano.
Fernando: Oficial amigo de Carlos. Barítono.
Federico: Pretendiente de Luisa. Tenor.
Marqués: Tío de Luisa y protector de su pretendiente Federico. Barítono.
Don Manuel: Hermano del Marqués. Tenor.
Sir Jorge: Capitán del ejército inglés, aliado a la sazón de España. Barítono.

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