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El cuévano

El material que se emplea para hacer los cuévanos es el avellano que debe cortarse en luna menguante para que duren más tiempo. Se deja curar la madera ocho días pues si se utiliza antes es de peor calidad. Las varas se calientan, bien en agua caliente o al fuego y el trabajo una vez comenzado debe terminarse para evitar el tener que volver a mojar las “costillas” para ablandarlas. Después de realizada esta operación cortan las varas por la mitad y comienzan a tejer el cesto cuidando la disposición del veteado para aprovechar bien la vara.

Las “varizas” longitudinales se alisan sobre el banco o “burro de resoriar” para lo cual se emplea la “resoria” o “rasoria”.

El cuévano consiste en un cesto grande y hondo, de sección cuadrangular con sus vértices redondeados, circular, o elipsoidal, más ancho por su boca que por el fondo, y provisto de ciertos aditamentos característicos.

Hay varios tipos de cuévano destinados a diferentes usos, el cuévano giro o bombo es el mas grande y se emplea para transportar cargas grandes, de hasta 100 Kg. El cuévano romeralo, llamado asi porque se usa mas comúnmente en San Pedro del Romeral, es el más fuerte de todos los cuévanos. El cuévano de traficar o cobertura “coverturu” lo usaban las pasiegas para la venta de queso y manteca principalmente, es almacén y estantería al mismo tiempo; se compone de dos piezas, volante o trastienda y traficante o aparador. La cuévana, canastra o cuévano niñero, es distinto del basto cuévano de traficar, este modelo es de construcción especialmente delicada. Es más largo que el “coverturu”, quedando suprimida la “cestaña” como elemento de Mercado al ser transformado en cuna portátil, con una “carpancha” más alargada y estrecha. Este cuevano es creación netamente pasiega. En él transportaba la madre pasiega a sus niños en todas sus faenas del campo, y demás tareas. Dentro de la cuévana se coloca un colchoncillo y almohada, al pequeño se le envuelve en mantillas de lana fina y sábana o colcha de color con flecos y adosa un aro en la cabecera formando un dosel con la cobertura de tela que preserva al “chicuzu” del frío, del sol excesivo o de la humedad y de los insectos. No le faltan a la lucida cuévana las puntillas y los adornos.

Fuente:www.lasvillaspasiegas.com

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