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Tal día como hoy la Flota montañesa del Almirante Ramón de Bonifaz llegaba a Sevilla para apoyar a Fernando III de Castilla

16-8-1247 En un día como hoy la Flota cántabra, con 350 hombres al mando del Almirante Ramón de Bonifaz,  llegaba a ISBILYA para apoyar a Fernando III de Castilla en el asedio a la ciudad.

Esta es la historia:

El puente de barcas que unía Sevilla y Triana, y facilitaba el acceso al Aljarafe, resultaba estratégico.

Cuando iniciado el declive del imperio almohade, Fernando III  comienza la conquista de Sevilla, Triana con su castillo jugó un papel muy importante en la defensa de la ciudad.

El asalto directo a Sevilla se hacia imposible debido a sus formidables murallas con foso y barbacana así como por los extensos arrabales que la rodeaban formando un primer cinturón de seguridad.

Además, la Sevilla islámica del siglo XIII, la capital del  imperio almohade en AL-Andalus, era la ciudad con más población posiblemente de todo el occidente europeo.

Fernando III no tiene más opción que el asedio para conquistarla.

Una vez que quedo cercada la ciudad en todo su perímetro, Sevilla resistía y se mantenía invicta ya que estaba comunicada con el Aljarafe a través del robusto puente de barcas, unidas entre si mediante fuertes cadenas de hierro y defendido por su castillo.

Este puente fue el blanco de muchos de los ataques cristianos que intentaban aislar a Sevilla de la ayuda que recibía de Triana y el Aljarafe.

La ciudadela o castillo que defendía el puente, sufrió los feroces  ataques de las tropas castellanas  durante el  largo asedio sin lograr tomarla.

Los ataques al puente eran todos detenidos en la Torre del oro.

 

Esta torre de defensa adelantada, emplazada en la otra orilla del río, interceptaba el paso por el mismo mediante una gruesa cadena de maderos unidos con argollas de hierro, que se sujetaban en la orilla de Triana a un fuerte bloque de argamasa.

Desesperado Fernando III mando a su hijo el entonces infante D. Alfonso, el futuro rey sabio, con lo más selecto de sus tropas y lo mejor de las ordenes militares a cercar y asaltar por la fuerza la ciudadela o castillo de Triana, pero siempre fueron rechazados con grandes pérdidas.

Se intentó incluso con una mina, pero esta fue detectada por los defensores y destruida con una contra mina.

Solo quedaba el intento de nuevo de romper el puente por el río y aislar así definitivamente a la capital almohade.

Ortís de Zúñiga lo recoge así en sus anales:

“Mas entre sangrientos lances se iba reconociendo que si no se quitaba a los moros la comunicación de Triana y el Alxarafe, sería casi imposible ganar a Sevilla, que intensamente socorrida por aquella parte, cada día se renovaba de fuerzas: era el remedio romper el puente fortísimo de Guadalquivir, y esto difícil mucho por su fortaleza y defensa”.

En 1.248, los marinos de Ramón Bonifaz usando dos naves pesadamente lastradas con piedras y provistas en sus proas de sierras de acero, impulsadas por remeros y por un fuerte viento de levante y evitando los proyectiles que les arrojaban desde ambas torres, consiguieron romper las cadenas de la torre del oro y con el mismo impulso romper el puente de barcas.

Cortada de ese modo la llegada de suministros desde el Aljarafe a la sitiada Sevilla, la ciudad  se rindió al poco tiempo viendo ya que cualquier ayuda exterior era imposible.

Dice la crónica que en la rotura del puente “consistió toda la victoria, porque los moros desde aquella hora conocieron ser vencidos” .

Tras la conquista de Fernando III,  Triana, por su castillo, adquiere el título de guarda de Sevilla.

En el escudo de Cantabria está la Torre del Oro y las cadenas conmemorando con orgullo la historia.

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