El último día de Noviembre de 1596 atracó en Santander el barco holandés Rosamundo, estaba capitaneado por el oficial Rutinel y procedía de Flandes al servicio de Felipe II. Portaba misivas del duque y cardenal Alberto y toda la tripulación enferma.
En aquél tiempo no existían medidas de cuarentena ni hospital capaz en la villa, por lo que los afectados fueron acogidos en las casas de los vecinos. El 4 de diciembre el Concejo de la villa de Santander declara la existencia de peste y toma las primeras medidas para combatirla: se expulsa a su suerte, fuera de los muros de la villa, a todos los enfermos. El día 31 la villa de Santander y los lugares de su jurisdicción se encuentran con gran necesidad, tanto por la peste como por el hambre que se padece, pues los caminos están cerrados por orden de la justicia, y los guardias impiden transitar por ellos a personas de esta jurisdicción, así como el paso de alimentos. Han muerto ya más de 600 personas.
El día 16 de Abril el rey solicita información. El alcalde da cuenta de que, como consecuencia del contagio y la hambruna, la población de la jurisdicción de Santander, Villa y Abadía se está viendo diezmada a razón de 20 muertos diarios, a pesar de las medidas que se han tomado que incluyen: regar las calles con vinagre, demoler las casas de los apestados, hacer correr vacas y bueyes jadeantes por las calles para que su respiración absorba la infección del aire, tres procesiones con las cabezas de los mártires Medel y Celedón y procesiones a los altares parroquiales y ermitas con el brazo de San Germán.
En la villa de Santander la población estimada antes de1596 era de 2511 habitantes y se reduce a 837 en 1597, desconocemos en gran manera la incidencia de la peste en los núcleos rurales . La epidemia se extendió a Castilla, Andalucía y posteriormente, en mayor o menor medida, a toda España.
Bibliografía:
“El puerto de Santander, base naval de las armadas de Felipe II, y problemas derivados de la villa” Anuario “Juan de la Cosa” III (1979-80).