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José de la Puente Peña Castejón y Salcines, Marques de Villapuente




Don José de la Puente Peña Castejón y Salcines (Muriedas, Real Valle de Camargo, Cantabria 1670, † Madrid 1739) Marqués de Villapuente de la Peña (RD 24 de febrero de 1703), Caballero de de la Orden Militar de Santiago (1696), Gentilhombre de Cámara de SM (Caballero de la llave dorada), Maestre de Campo de los Reales Ejércitos, gran benefactor de La Compañía de Jesús .

Armas del Marqués de Villapuente de la PeñaFue el tercero de los hijos de Don Juan de la Puente y Castejón (Castexón), Alcalde de la Santa Hermandad de los hijosdalgo y Regidor Perpetuo de Muriedas, y de María de la Peña y Salcines (Salzines), ambos naturales de Muriedas, en el Real Valle de Camargo. Los de la Puente asentados inmemorialmente en Camargo, tendrían su origen en las Encartaciones, Vizcaya y más concretamente en Balmaseda, donde existe un famoso puente del siglo XIII. Otras fuentes, de muy improbable documentación, remontan su origen al caballero legendario y heroico, que en solitario, defendió “la puente” antigua de la Ría de Solía, frente al invasor musulmán.
Con apenas 12 años de edad, Don José de la Puente, paso a Nueva España (México) reclamado por su tío materno el Caballero de la Orden de Calatrava, don Francisco de la Peña y Salcines, Capitán de las Reales Guardias de la Ciudad de México y Alcalde Ordinario de la misma. Virreinato de Nueva España

Aprendió el uso de las armas de su primo político don Francisco Lorenz de Rada, de natural de Laredo (Cantabria), Marqués de las Torres de Rada, Caballero de Santiago, Maestre de Campo, Gobernador de lo político y militar de la Plaza de la Veracruz, y tratadista del arte de la Espada (“Philosophica Repuesta y Matemática en la qual se satisface a los proporciones y argumentos que a los profesores de la Verdadera Destreza y Filosofía de las Armas se han propuesto”). Bien parecido, mágnífico jinete, muy diestro en jugar una lanza,[1] y de carácter fogoso y algo pendenciero, mantuvo algún lance de espada por “asuntos de faldas”, así como otro muy sonado, como lo fue el duelo con Don Antonio Fernández de Juvera, Caballero de Santiago, con el que tuvo un desafío el 30 de diciembre de 1699 y al que dejó herido del mismo, lo que le costó un Don José de la Puente ser suspendido temporalmente por el Virrey, de su cargo de Alcalde Ordinario de la Ciudad de México (1700).

Había Don José de la Puente, sentado plaza de soldado en la Armada de Barlovento (1684) en la que sirvió por espacio de más de ocho años, participando en numerosas acciones de guerra contra piratas y Corsarios. En 1692, acudió con sus armas, caballo, con otras personas y criados suyos, a la defensa de la Ciudad de México, más en concreto del Palacio Virreinal, Casas del Cabildo y la Plaza Mayor, atacada por el motín de los indios de 8 de junio, debiéndosele, a decir de las crónicas, mucha parte en la pacificación “y menos incendio”, a la acción de Don José, que resultó herido en el combate.

El Virrey, Don Gaspar de la Cerda Sandoval Silva y Mendoza, Conde de Galve, nombro a Don José de la Puente, Capitán de Infantería miliciana (1695) de una de las Compañías del Tercio miliciano, compuesta por 80 Infantes. Al año siguiente (1696) se le concedió el hábito de Caballero de la Orden de Santiago, sin él solicitarlo . El 5 de agosto de 1698, fue nombrado por el Virrey, don José Sarmiento de Valladares, conde de Moctezuma, Capitán de una de las Compañías de Infantería Española y de las dos que se levantaron en la [ [Ciudad de México]] para la guarda y Guarnición del presidio que se formó en la provincia de la Florida, en el Puerto y Bahía de Santa María de Gálvez enfrentándose a la Armada francesa al mando del General Conde de Chaternau, a la sazón, en guerra con España en la llamada guerra de los nueve años (1688-1697) que terminó con el Tratado de Rijswijk, general francés, que luego sería aliado de Felipe V en la guerra de Sucesión española. Fue Miembro del Cabildo colonial, Regidor y Alcalde Ordinario de México(1700) y al Alcalde de la Mesta (1701). Llegando noticias a Nueva España del aviso del Rey (1701), del gran armamento que holandeses e ingleses hacían para invadir y conquistar los reinos de Indias (Aprovechando la Guerra de Sucesión española), Don José se presentó al servicio del Virrey, ofreciendo acudir a la defensa del Puerto de Veracruz, cosa que hizo, con una Compañía de 50 hombres (montados, vestidos, armados y mantenidos un su costa), esta acción le valió ser nombrado Capitán de Caballos y Corazas Españolas.

En 1703, Viajó de vuelta a la península, en cuya Corte fue nombrado Gentilhombre de Cámara de SM (Caballero de llave entera Dorada) y Maestre de Campo de los Reales Ejércitos (4 de noviembre de 1703). Acudió A su pueblo natal (Muriedas) para ser padrino de su sobrina Doña Rosa María de la Puente y Velarde, que sería antepasada directa del héroe del dos de Mayo don Pedro Velarde Santillán (Santiyán), sobrino tataranieto del Marqués de Villapuente. Por Real Decreto de 24 de febrero de 1703, recibió merced de título de Castilla con la denominación de Marqués de Villapuente de la Peña, con el Vizcondado previo de Miralmar y Sebrón (despacho Real de 22 de abril de 1704).

En ese mismo año de 1703, el ya Maestre de Campo, don José de la Puente y Peña, al servicio del Gobernador y Capitán General Domenico Pignatelli Marqués de San Vicente, levantó un Tercio de 560 hombres, montados, armados, vestidos, mantenidos y pagados a su costa, durante más de año y medio que duró la amenaza de las Armadas inglesa y holandesa en las costas de Galicia. Le fue ofrecido por el Rey Felipe V de España, el nombramiento de Virrey de Nueva España, cargo que insólitamente rechazó. Don José de la Puente, estaba en un momento de su vida en el que no tenía necesidad de nuevas mercedes, ya era inmensamente rico, poseía minas de oro y de plata, y numerosas Estancias y Haciendas (algunas de las cuales destinaría como sustento del Fondo Piadoso de las Californias), y como buen montañés, una ingente cantidad de cabezas de ganado, llegando el número de estas a más de 230.000. No obstante el Rey le hizo otras mercedes expresivas de su Real gratitud “en que entró a dexar a la elección de V.S. (Villapuente)el honor de escoger 200 vezinos por Vassallos en qualquiera País de sus estendidos Dominios, con lo que llaman mero mixto imperio “; y cuatro hábitos de Órdenes Militares, “sin excluir la de Santiago”. Y “añadió también S.M., en esta línea, el honor que contiene su Real Cédula, para que “Ningún Virrey pueda obligar a V.S. a govierno alguno de la República de esta Imperial Ciudad , y que, essento de los ordinarios cortejos, pueda V.S. libremente salir de la Ciudad a ver sus haziendas de campo por más distantes que estén de esta Capital “. Entre los años 1702 y 1714, siendo Virreyes los Duques de Alburquerque (Francisco V Fernández de la Cueva y de la Cueva) y de Linares (Fernando de Alencastre Noroña y Silva), remitió cuantiosas sumas a Felipe V de España, para los gastos de la guerra que sostuvo el primer Borbón con la Casa de Austria .

Armas del Duque de Alburquerque, Virrey de Nueva España 1702-1710Tuvo el Marqués de Villapuente carácter emprendedor y aventurero , recorriendo en numerosos viajes, gran parte de las posesiones del todavía Imperio español de su tiempo. Mitad fraile mitad soldado, hizo suya la obra y el espíritu de la Compañía de Jesús, de la que en junto con su mujer, Doña Gertrudis de la Peña, marquesa de las Torres de Rada, fue sin duda el principal benefactor del primer tercio del siglo XVIII.

Apoyó a los Franciscanos y sobre todo a la Compañía de Jesús, en su labor colonizadora y evangelizadora de las Californias, aportando el dinero necesario para la fundación de Misiones. Con sus aportaciones, de un mínimo de 10.000 pesos cada una, se dotaron al menos diez misiones en California, que serían: Misión de Nuestra Señora del Pilar de la Paz de Airapí 1702, Misión de Santa Rosalía de Mulegé 1705,Misión de San José de Comondú 1708, Misión de La Purísima de Cadegomó 1720, Misión de Nuestra Señora de Guadalupe Huasinapí 1720, Misión de Santiago de los Coras Aiñiní 1721, Misión de Nuestra Señora de los Dolores de Chillá de 1725, con medios del Fondo Piadoso de las Californias, Misión de San José del Cabo Añuití de 1730, Santa Rosa de las Palmas o de Todos los Santos, Todos Santos (Baja California Sur ) 1733, Misión de Santa Gertrudis la Magna de Kadakaamán 1752, post-morten Dotación con dispuesta en su testamento, Misión de Santa María de los Ángeles de 1762, post-morten, con Dotación del “Fondo Piadoso de las Californias”.

El Fondo Piadoso de las Californias, fue creado sobre una idea del jesuita padre Juan María de Salvatierra y Vizconti, para la evangelización y colonización de California por la Compañía de Jesús. Los principales benefactores del Fondo Piadoso fueron el Marqués de Villapuente, su prima y esposa Doña Gertrudis de la Peña, marquesa de las Torres de Rada, y Doña María de Borja y Aragón Centelles, Duquesa de Béjar y XII de Gandía.

El Marqués de Villapuente doto al Fondo Jesuítico para su desarrollo y financiación en 1717, con las siguientes Haciendas y Estancias: Hacienda de Nuestra Señora de los Dolores de Buzio, Hacienda de San José de Petigán, Estancia del Arbolillo o el Pino, Estancia de Luis Martín, Estancia de Teupa, Estancia de Buxa, Estancia de Coapa, Estancia de Huapango, Estancia de Arroyo Zarco, Estancia de Las Palmillas, Estancia de Otodejee, todas ellas en las inmediaciones de la Ciudad de México y en las Jurisdicciones de Jilotepec y San Juan del Río.

Más adelante (1735) y junto con la Marquesa de las Torres de Rada, aporto al Fondo Piadoso de las Californias, la Hacienda de San Pedro de Ibarra, Hacienda del Torreón, Hacienda de las Golondrinas y Tres “agostaderos” en el Nuevo Reino de León. Además aporto el Rancho de la Cañada de Santiago de Huautla, el Rancho de Santa María Magdalena, el Rancho de Santiago y el Rancho de San Luis de las Peras, así como fondos y depósitos en efectivo, (datos Ignacio del Río).

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