Ambrosio Menjón fue capellán en los vapores de la Compañía Transatlántica y estuvo a cargo de una parroquia en Cuba. Retirado en Santander escribió unos relatos en los que evocaba el Santander de su niñez y el del presente, y sus viajes a América. Estos relatos, casi desconocidos hasta ahora, tienen gran sabor costumbrista y están escritos
desde la perspectiva de un testigo.
No escribió hasta los últimos años de su vida cuando se retiró a Santander.Desde allí, bajo el seudónimo Sardinero, se entretuvo en escribir varias narraciones, no pasan de catorce, en las que evocaba gentes y cosas del pasado.
Publicadas bajo el seudónimo de Sardinero, estas reminiscencias podrían considerarse cuentos, artículos de costumbres, retratos de personajes o relatos picarescos. Publicó casi todas en El Atlántico
Veamos el relato de «Las siete tuertas» :
Y tanto en «Las siete tuertas» como en otros relatos insiste en que «esto[no] es novela ni leyenda; esto es historia real y verdadera» y en que quedan «testigos, y no pocos» que lo vivieron. Sus primeros recuerdos de las siete
tuertas son del tiempo de su infancia, pues «la de la posada de a cuarto», «la Cenicera», «la Huevito», «la Maricaraja», «la Papito», «la Chona» y «la Espántalo», vivían en una calle «a espaldas de la casa en que nací y me crié».
En aquella posada dormían las polleras y las hueveras de los pueblos que venían al mercado, y marineros de los pataches. Una de ellas se casó con otro huésped, que era «profesor de escoba de las calles de esta ciudad», y a la boda, que se celebró en la posada, «asistí yo y me divertí mucho viendo aquel regumbio. Se sirvió la cena, compuesta de callos, sidra y queso de pasiegas del Figón de la Paz, donde se comía y bebía con equidad, según rezaba la muestra»
More Stories
La Catedral de Santander.Papelería de Vda de Fons Ribera
El Muelle en “La España Negra” de Gutiérrez Solana
Doña Cristina Camino, la madre santanderina de Carlos Arruza