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Pedro Menéndez de Avilés, el español dueño del Caribe al que el tifus derrotó en Santander

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  • Pedro Menéndez de Avilés con el tiempo, llegaría a ser uno de nuestros mayores marinos y guerreros, Adelantado de La Florida y Gobernador de Cuba 
  • El 17 de septiembre de 1574 muere en Santander a causa del tifus

 

Pedro Menéndez, Pedro Menéndez de Avilés para la Historia de España, de América y de la Mar Océana, nació en esa villa asturiana el 15 de febrero de 1519, en el seno de una familia más o menos pudiente. Con el tiempo, llegaría a ser uno de nuestros mayores marinos y guerreros, Adelantado de La Florida y Gobernador de Cuba.

Una vida en la que durante cincuenta y cinco años defendió nuestras enseñas allá donde fuera requerido, doblegando a los enemigos (principalmente franceses hugonotes, piratas y corsarios, además de herejes) por doquier, en toda la zona del Caribe, donde fue amo y señor, bandera, estandarte y adalid durante décadas, aunque a veces él mismo tuviera que poner miles de maravedís de su propio bolsillo para defender su causa y la de España.

Dos hermanos suyos, Alvar y Bartolomé, también fueron ilustres marinos, y su propio hijo Juan desapareció en tierras americanas, las mismas que ocuparon durante años y años las industrias de don Pedro.

Pero además de un genial navegante y un esforzadísimo soldado, Pedro Menéndez de Avilés fue un precursor y un gran estratega. A él se deben los primeros planes para la navegación ordenada y lo más exacta de la flota de Indias (describía hasta el número de hombre que debía albergar), diseñó barcos, siempre estuvo muy preocupado por la posibilidad de poder trazar la longitud marina, fue cartógrafo, consejero privadísimo de Felipe II, asesor en todo lo que tenía que ver con las Indias y un genio de la intendencia. Pero, como tantos otros de nuestros héroes sufrió la envidia que le llevó a un proceso judicial, murió sin un doblón después de gastarse toda su fortuna por el Imperio, la Fe y por España, y hoy sería otro héroe olvidado en los arcones de nuestra amnesia histórica si no fuera por

extraordinarios documentos como el blog

al que remitimos de corazón.A los catorce años se echó a la mar

Cuentan las crónicas que ya de crío le nació a don Pedro su pasión por el mar y por el combate. Quizá fue en las noches junto al lar en su casa de Avilés cuando escuchó tantas historias y sucesos sobre corsarios y piratas franceses que asolaban las costas cantábricas. Así pues, el coraje se le salía al caballero de las entrañas con tan solo catorce años, cuando decidió escaparse de su casa y alistarse como primerizo pero valiente grumete, dispuesto a vérselas con la piratería.

Volvió dos años después pero con una idea fija en la cabeza: crear él mismo su propia flota. Ni recién casado quiso una vida familiar. A los diecinueve años, arma un barco y acompañado por gente de su tierra consigue echarle el guante a dos barcos de la gabachada en aguas de Vigo. Unos años después, en 1544, el francés Jean Alphonse de Saintogne secuestra en la zona de Finisterre dieciocho navíos españoles que se lleva de muy malas maneras al puerto de La Rochelle. Menéndez sale en su busca, da con él y manda al tal Saintogne a criar malvasy recupera unos cuantos de los barcos. Tiempo después, Antonio Alfonso de Saintogne, hijo del anterior finiquitado, quiere su venganza. Pero Menéndez también le da lo suyo. Y su nombre comienza a hacerse conocer como el nuevo héroe de nuestra marinería. El propio emperador Carlos I se entera de sus hazañas y le pide que limpie el Cantábrico de corsaros. Don Carlos también le pide en 1554 que sea don Francisco quien mande la flota que ha de llevarle a Flandes. Ese mismo año se celebra la boda entre Felipe, hijo de Carlos V, y María Tudor. En la flota también iba Menéndez, como uno de los principales pasajeros. Pronto será nombrado Capitán General de la Flota de Indias.

Leer artículo original en ABC

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